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Un llamado a la acción sobre la Ley de Igualdad

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Un llamado a la acción sobre la Ley de Igualdad

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El 25 de febrero de 2021, la Cámara de Representantes de los EU aprobó la Ley de Igualdad con una votación de 224 a 206. El proyecto de ley modifica las leyes federales de derechos civiles para prohibir la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género en una amplia gama de categorías.

Como estadounidenses, afirmamos que "todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su creador con ciertos derechos innegociables," como lo establece la Declaración de la Independencia. Más importante aún, como cristianos, creemos que Dios creó a todas las personas a su imagen (Génesis 1:27) y las ama y aprecia (Juan 3:16).

Lamentablemente, la Ley de Igualdad, tal como está redactada actualmente, socava la igualdad de las personas religiosas, reduciendo nuestra capacidad para actuar de manera coherente con nuestras creencias sinceras, incluidas las creencias sobre la santidad de la vida.

Tres Formas de Responder
Entonces, ¿cómo deberían responder los ministros, iglesias y ministerios de las Asambleas de Dios?

1. Debemos aceptar incondicionalmente la Palabra de Dios como nuestra última autoridad. Como dice el Artículo 1 de nuestra Declaración de Verdades Fundamentales: "Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, están inspirados verbalmente por Dios y son la revelación de Dios al hombre, la infalible y regla autoritaria de nuestra fe y conducta." La Palabra de Dios es la única fuente que no nos miente. Con respecto a la sexualidad humana, creemos que "el ideal coherente para la experiencia sexual en la Biblia es la pureza para aquellos fuera de un matrimonio heterosexual y monógamo y de fidelidad para aquellos dentro de un matrimonio.

2. Es esencial que mantengamos el amor de Cristo hacia todas las personas — especialmente para aquellos que están atrapados en estilos de vida y elecciones que son eternamente destructivas. Y el concepto bíblico del amor va más allá que palabras simples e incluye acciones concretas. Nunca debemos olvidar de que es por gracia que somos salvos a través de la fe, no por nosotros mismos, sino como un don de Dios (Efesios 2:8–10).

3. Ejercer su oportunidad privilegiada como ciudadano estadounidense para contactar a los dos senadores de su estado por correo electrónico, teléfono o carta y pedirles que se opongan a la Ley de Igualdad. Puede encontrar la información para contactarse con ellos aquí .

Razones para oponerse a la Ley de Igualdad
En consulta con los defensores y litigantes de la libertad religiosa, creo que hay problemas fundamentales con la Ley de Igualdad que nos lleva a suprimirla.

Cuando la versión del 2019 de la Ley de Igualdad fue aprobada por la Cámara por una votación de 236–173, utilicé este espacio para expresar varias preocupaciones. En la opinion de Obergefell de la Corte Suprema del 2015 que creó un derecho constitucional al matrimonio entre personas del mismo sexo, el juez Anthony Kennedy tuvo cuidado de dejar en claro que aquellos que mantienen puntos de vista tradicionales con la sexualidad humana no están involucrados en una discriminación injusta. Hizo hincapié en que aquellos que se sienten obligados por la fe o la conciencia a oponerse a la evolución de las opiniones sociales sobre la sexualidad humana deben recibir "la protección adecuada en su intento de enseñar los principios que son tan satisfactorios y fundamentales para sus vidas y su fe, y para sus profundas aspiraciones," para continuar la estructura familiar que han venerado por tanto tiempo." Como he señalado en el pasado, la Ley de Igualdad le da la espalda a las advertencias de Kennedy. En cambio, establece una estructura legal que castigaría a las personas que simplemente desean vivir sus vidas y servir a sus comunidades de una manera coherente siguiendo sus sinceras creencias religiosas.

En todo caso, mi preocupación se destaca aún más en el contexto de la decisión del 2020 de la Corte Suprema de los EU, Bostock vs. el condado de Clayton, Georgia. En ese caso, el Tribunal dictaminó que el término "sexo" en el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 prohíbe la discriminación laboral sobre la base de la orientación sexual y el estado transgénero.

En desacuerdo con la opinión de la mayoría, el juez Alito señaló que esta reinterpretación del significado de "sexo" no podía evitar tener graves consecuencias para la libertad religiosa. Habiendo previsto esto, la mayoría acordó, que a raíz de Bostock, se le pediría al Tribunal que resolviera numerosos conflictos en la intersección de los derechos de ejercicio libres de la Primera Enmienda, y la recién interpretada provisión del Título VII. La Ley de Igualdad no solo amplía el rango de cuestiones sobre las que surgirán tales conflictos, sino que también cambia el estándar legal bajo el cual se decidirán, de manera que debilita drásticamente las protecciones religiosas existentes.

Algunos ejemplos muestran el caso de este proyecto de ley.

Bajo la Ley de Igualdad, las protecciones estatutarias contra la “discriminación por embarazo” se reescribieron de una manera que podría deshacer las limitaciones estatales y federales actuales sobre la financiación del aborto por parte de los contribuyentes. Además, estas mismas disposiciones reducirán los prolongados derechos de protección de la conciencia para los hospitales y los profesionales médicos que se niegan a realizar abortos. Como señaló el Comité Nacional de Derecho de Vida en una declaración de Febrero del 2021 que se opuso a la Ley, "En resumen, la Ley de Igualdad puede interpretarse para crear un derecho a exigir el aborto de los proveedores de servicios de salud y destruir las protecciones de la conciencia..." Ningún médico, enfermero o centro de atención médica debe enfrentar alguna vez el riesgo de sanción gubernamental para negarse a participar en la toma de la vida humana inocente. (Lea más sobre la posición doctrinal de las Asambleas de Dios sobre el aborto aquí.

En la actualidad, cada acción federal que agobia sustancialmente la libertad religiosa está sujeta a la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa, que protege el ejercicio religioso de las personas e instituciones. La Ley de Igualdad elimina estas protecciones para que aquellas áreas de la ley en las que es más probable la usurpación de la libertad religiosa también se conviertan en áreas donde la libertad religiosa está menos protegida. Como señaló el erudito legal, Douglas Laycock, la Ley de Igualdad “no es un intento de buena fe para reconciliar los intereses en conflicto. Es un intento unilateral para agarrar todo el territorio disputado y aplastar el lado opuesto.”

El proyecto de ley incluye una nueva definición de "alojamiento público" que podría hacer que las iglesias estén sujetas a las regulaciones gubernamentales con respecto a la orientación sexual y la identidad de género. Los estados con leyes similares casi siempre dejan en claro que las iglesias que participan en ministerios, como asesoramiento pastoral o la distribución de alimentos, no se consideren alojamientos públicos sujetos a las leyes de discriminación. La Ley de Igualdad no ofrece tales garantías. Pero si las iglesias que participan en dichos ministerios se convierten en alojamientos públicos en lo que respecta a la Ley de Igualdad entonces no está claro que puedan continuar negándose a alquilar sus instalaciones para las bodas de parejas del mismo sexo.

Bajo la ley federal actual, la mayoría de las pequeñas empresas que son propiedades de personas religiosas están excluidas de la definición de un alojamiento público. La Ley de Igualdad amplía dramáticamente los tipos de establecimientos considerados como alojamientos públicos y el ámbito de la conducta que se considera discriminatoria. Esto resultaría en obtener mayores esfuerzos para obligar a los abastecedores de bodas y a otros a que proporcionen servicios que violen sus sinceras creencias religiosas.

Los colegios religiosos educan a cientos de miles de estudiantes en los Estados Unidos y son ellos quienes desean un ambiente académico que apoye sus valores. En la actualidad, estas instituciones son libres de tomar decisiones de contrato y otras decisiones operativas que sostengan su misión religiosa, y este es un lugar común para que los estudiantes en estas escuelas hagan uso de sus préstamos y subvenciones estudiantiles federales. La Ley de Igualdad representa un ataque directo a todo esto. Para muchas de estas escuelas — incluidas las escuelas de la Alianza para la Educación Superior de las Asambleas de Dios — la incapacidad de que sus estudiantes participen en los programas federales de ayuda estudiantil impactaría dramáticamente su habilidad para seguir funcionando.

Bajo la Ley de Igualdad, las escuelas religiosas y las organizaciones de servicios — como las agencias de adopción, los hogares de violencia doméstica y muchos otros — que reciben incluso una pequeña cantidad de fondos federales, tendrían que adoptar los nuevos estándares del gobierno en todas partes de sus operaciones. Esto se aplicaría incluso a los servicios secundarios que son financiados privadamente. Una pequeña subvención de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ayuda a la misma a recuperarse de un desastre con el fin de que pueda volver a servir en su comunidad sería suficiente para activar las disposiciones de la Ley. De hecho, la Ley es tan punitiva que quitaría el acceso gratuito y reduciría el almuerzo de cientos de miles de niños que asisten a escuelas religiosas.

Dadas estas preocupaciones, espero que veas por qué creo que la aprobación de la Ley de Igualdad requiere que los ciudadanos cristianos tomen medidas inmediatamente.

Un llamado a la oración
En conclusión, me gustaría invitarlos a unirse a mí en oración en los próximos días.

•      Ore para que aceptemos y adoptemos incondicionalmente la Palabra de Dios como nuestra autoridad última en estos asuntos.

•      Ore para que seamos ejemplos vivientes de caminar en santidad y rectitud para la próxima generación de creyentes.

•      Ore por los miembros del Senado de los Estados Unidos que revisarán este proyecto de ley, para que mantengan el precedente bien establecido del libre ejercicio de la religión en nuestra nación.

Por último, le recuerdo que, independientemente de lo que suceda en Washington, D.C., nuestra esperanza definitiva se encuentra arriba:

Todas las naciones recordarán al SEÑOR.
      De todas las partes del mundo se volverán a El;
     todas las razas lo adorarán.
El SEÑOR es Rey,
      y El gobierna las naciones (Salmo 22: 27-28, RV1960).

 

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