La influencia de un padre
Me frustré con Omar por un instante. Pensé: ¡Isaac, Samuel, David, Josías, todos aprendieron a adorar y reverenciar a Dios a una edad temprana! ¿Qué sucede con mi hijo? ¿Qué no estoy haciendo bien?
Entonces recordé como era a esa edad. Con frecuencia cuando era joven me molestaba ir a la iglesia y pensaba que era aburrida. No me interesaban «las cosas de la iglesia». Pero mis padres valoraban, ejemplificaban y me hablaban con frecuencia de cosas como la adoración. Su influencia marcó una gran diferencia en la manera en que adoro ahora como adulto.
Queremos de manera desesperada que nuestros hijos conozcan y sigan a Jesús, pero no tenemos ningún control sobre sus decisiones finales. Para los hombres (en especial los padres), darse cuenta de que no tenemos el control nos frustra cantidad.
Fracasar como padre es mi mayor temor. He imaginado un escenario horrible en el que llego al cielo y me doy cuenta de que mi hijo no lo logró porque de alguna manera fracasé como padre. Pero la buena noticia es que Dios pone a cada padre en posición de utilizar otra cosa que es más fuerte que el control en su impacto y mucho más suave en su aplicación. La influencia.
Mis padres no podían controlar mi viaje espiritual, pero ciertamente influyeron en él.
La adoración es una dimensión importante de un discípulo de Jesús. La adoración no se trata solo de la música. La adoración es una expresión de amor, devoción y sumisión hacia Dios y existen numerosas maneras no musicales en las que un padre puede influir en la relación de su hijo con Dios a través de sus expresiones de adoración. Aquí hay tres de las maneras en que su adoración puede influir en sus hijos.
HABLE PALABRAS EDIFICADORAS
¿Son sus palabras acerca de la iglesia, los pastores, otras personas y el mundo en general el tipo de palabras que glorifican a Cristo? Cómo eres en público es una cosa. Pero, ¿cómo eres y qué dices cuando estás solo tú y la familia en casa?
Un hombre de Dios que adora sabe cómo agradar a Dios, glorificarlo y celebrar Su bondad cuando hablar de las pequeñas cosas de la vida.
Por ejemplo, hace poco me bajé del tractor en nuestra granja y me acerqué a Omar en el huerto mientras sostenía una de las gallinas. Le dije que solo chequeaba si él estaba bien, y luego agregué lo bien que lo había pasado en el tractor adorando y alabando a Dios por crear los campos, los árboles, los animales y el hermoso cielo azul. Omar solo escuchó mientras aproveché el momento para influir en la manera en que mira su entorno y Aquel que lo creó todo.
LEVANTE LAS MANOS
Pablo escribe a su hijo espiritual, Timoteo: «Quiero, pues, que en todas partes los hombres oren, levantando las manos al cielo con pureza de corazón...» (1 Timoteo 2:8, NVI). Los hombres de la iglesia primitiva demostraron de manera física la adoración y entrega a Dios.
Ahora, muchos hombres afirman que no son «demostrativos» o «emocionales», especialmente en público. Pero eso no debe ser así. ¿Recuerda la última vez que su equipo perdió un juego importante o alguien lo irritó? Demostró sus emociones de manera clara, ¿no es así? Padres, debemos superar lo que sea que nos mantiene espiritualmente inmóviles y en el banco. Tenemos que dejar que nuestros hijos nos vean y nos oigan adorar a Dios.
Cuando sea el momento de adorar, quiero que Omar me vea levantar al menos una mano en alabanza y cómo me rindo a Dios. Esa sencilla acción comunica varios puntos. Primero, muestra que soy lo suficiente humilde para acercarme físicamente a Dios. Todo hombre penitente que sigue a Cristo debe hacelo. Segundo, demuestra que mi relación con Dios tiene intimidad emocional. Tercero, ¡Esto edifica la iglesia! La gente escucha al púlpito, pero miran los bancos (o sillas) para ver qué hacen los hombres. Si los recién llegados ven que los hombres participan en la adoración, les dice que la iglesia es un lugar con madurez espiritual y seguro para su familia.
Piénselo, algo tan simple como levantar una mano o un brazo puede influir de manera poderosa en su hijo o incluso en otra familia de visitantes.
DE Y SIRVA
Los hombres tienen dones únicos y son creados por Dios para ser hacedores, reparadores, buscadores de soluciones, realizadores, constructores y defensores. En estas áreas, nosotros, como padres, influenciamos a nuestros hijos hacia una relación más profunda con Dios al expresar adoración cuando damos, sacrificamos y hacemos algo para ayudar a construir el reino de Dios.
Mi papá oraba por cada dólar que daba a la iglesia o a los misioneros. Yo sabía que Él no ganaba mucho dinero. Pero papá daba con asombrosa alegría y expectativa de lo que Dios haría con sus ofrendas. Papá influyó en la manera en que ahora veo mis propias finanzas y mi actitud hacia dar.
Además, mi papá les hablaba a nuestros vecinos acerca de Jesús. Incluso pintó en el frente de nuestra casa con grandes letras negras, las palabras: «El Señor Jesús: Tu Salvador y Sanador». Cada vez que llego a la entrada de la casa de papá y veo esas letras, siento el desafío de hablarle a otra persona acerca de Jesús. ¡La influencia de mi papá me continúa impactando! Y quiero que mi hijo tenga la misma experiencia en su vida.
Nuestra adoración, en todas sus maneras, influirá en la próxima generación.
Para conocer otras maneras de influir en sus hijos y convertirlos en discípulos de Jesús, consulte algunos de los materiales gratuitos disponibles en www.discipleship.ag.org.
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