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El extraordinario amor de Dios

Reggie e Ibelsa Stutzman ministran a las personas de Hunts Point, un barrio del Bronx sumido en la pobreza y el pecado, en el que Dios hace sentir su presencia.
«Cuando llegamos por primera vez a Hunts Point en 2010, el primer proxeneta que conocimos era el hijo de un misionero, y la prostituta que trabajaba con él era la hija de un pastor», dice Reggie Stutzman, misionero en los Estados Unidos que junto a su esposa Ibelsa trabaja con Ministerios interculturales. «Es obvio que hay un problema aquí».

Hunts Point, un vecindario dentro del Bronx de la ciudad de Nueva York, era un remanso de paz para la élite de Nueva York antes de la Primera Guerra Mundial. Pero después de la guerra, este estatus privilegiado se detuvo de súbito y, en la actualidad, casi la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, destruidos por las drogas, la prostitución y todos los demás vicios.

Tiene una de las poblaciones de inmigrantes de más rápido crecimiento de la ciudad de Nueva York y una de las mayores poblaciones hispanas, Reggie estima que el 90 por ciento de los residentes de Hunts Point provienen de todo el mundo de habla hispana.

Reggie dice: «En estos contextos urbanos, todos piensan en armas, pandillas, drogas. Sin embargo, también hay muchos que son laboriosos, aman a su familia y quieren tener una buena comunidad. Hunts Point se conoce como una cloaca de la ciudad. La gente quiere salir, pero la mentalidad de pobreza los mantiene en el área. La gente quiere los últimos y mejores iPhones, pero no satisfacen sus propias necesidades básicas. Es un desastre».

Reggie continúa planteando la pregunta clave para su trabajo: ¿Cómo se pueden mostrar a las personas las realidades del amor fuerte y restaurador de Jesús? Este puede ser un concepto matizado para los creyentes, dice, pero debe llevarse a cabo en la realidad.

LOS «LUGARES MALOS»


En 2017, Reggie e Ibelsa fundaron The Prodigal Center, una agencia de ropa y alimentos sin fines de lucro que sirve a Hunts Point desde un antiguo taller mecánico. Han podido usar las instalaciones sin pagar renta por un periodo de cinco años, lo cual es un milagro, en especial en la ciudad de Nueva York. Si bien el almacén en el que trabajan no tiene electricidad, agua ni pueden controlar la temperatura, Refugio, el mecánico de al lado, comparte esos recursos de sus instalaciones cuando es necesario, ayuda a descargar las entregas de alimentos y más, rechaza constantemente cualquier compensación.

Todos los martes, el centro cobra vida y sirve alimentos y ropa a sus vecinos con organización metódica.

The Prodigal Center nunca cerró cuando la pandemia de COVID-19 devastaba la ciudad de Nueva York en 2020, y atendió a más de 30,000 personas ese año. En 2023, el número promedió de personas atendidas era de unas 3.000 por mes. NYC Food Bank, United Way y World Vision se han asociado con Reggie e Ibelsa en una u otra ocasión, y las estanterías industriales que están en sus instalaciones fueron donadas por un hombre que Reggie conoció en Manhattan, a quien ayudó a liberarse del alcoholismo.

«Lo que sucede en The Prodigal Center me demuestra cada vez más que Dios no necesita una catedral», dice Reggie. «Dale a Dios un taller mecánico abandonado y Él hará cosas maravillosas. No nos gusta ir a los lugares malos, pero Dios ya está allí».

Al servir en Hunts Point, los Stutzman saben que las cosas pueden ponerse intensas en cualquier momento. Recuerdan un día cuando una prostituta transgénero necesitada de ropa de mujer visitó el centro. «Lo ayudamos y luego oramos por él, de repente cayó al suelo y comenzó a deslizarse, como manifestación clara de una influencia demoníaca», dice Reggie. Él e Ibelsa continuaron en oración. Finalmente, el visitante recobró la cordura, comenzó a llorar y abandonó el centro.

Ibelsa dice: «El amor de Dios lo supera todo desde la prostituta trans hasta el inmigrante. La mayoría de las personas saben quién es Dios, pero nunca lo han visto. En el centro trabajamos para crear confianza con quienes asisten y mostrarles al Señor en acción».

«Debemos sentir el amor de Dios por las personas fluyendo a través de nosotros», concuerda Reggie. «y lo siento con mucha fuerza cuando trabajo en el centro».

EL QUAD Y MÁS ALLÁ

Escondido en lo profundo de Hunts Point se encuentra el Quad, una pequeña plaza rectangular entre edificios de apartamentos que es un conocido foco de actividad de drogas. Reggie e Ibelsa se han esforzado por darse a conocer en el Quad y entre los residentes de los alrededores,han llegado incluso a realizar actividades de evangelización para niños allí, lo que permite que los niños escuchen buena música, sientan el amor de Cristo e incluso reciban juguetes navideños. En estos contextos, muchos niños de Hunts Point han aceptado al Señor.

Una tarde de verano, un residente del Quad comentó sobre Reggie: «Él hace muchas cosas buenas aquí. Él trae alegría a los niños. Esperamos con ansias verlo de nuevo».

Los Stutzman han realizado muchos otros programas de evangelización similares en Hunts Point, tanto para adultos como para niños, incluido un programa de evangelización en patinetes, programas de divulgación en clubes de striptease (en uno de esos eventos, una bailarina abandonó el palo al escuchar que podía ir a buscar una Biblia gratis), eventos de evangelización nocturnos, y más. Son figuras tan reconocidas en la comunidad que incluso los traficantes de drogas anuncian su presencia en ciertos lugares, y gritan: «¡El reverendo está aquí!»

Durante unos cinco años antes de la pandemia, Reggie e Ibelsa organizaron eventos regulares llamados No Stage, No Mic, Just Him [Sin escenario, ni micrófono, solo Él]. Cada evento atrajo entre 300 y 400 personas que se reunían en una calle principal del vecindario, que se cerraba para permitir que los asistentes se reunieran y oraran.

«La inspiración provino de los musulmanes en el Ramadán», dice Reggie. «Pensamos, '¿por qué no nosotros?' Nos ganamos el favor de la policía para hacer los eventos, e incluso terminamos volviéndonos virales en el Medio Oriente».

A pesar de que no continúan con No Stage, No Mic, Just Him, el favor de Reggie con la policía de Nueva York sí continúa. Él se desempeña como enlace del clero de la policía de Nueva York, participa y dirige las oraciones nominales y la oración anual del 911. A menudo le piden que haga vigilias de oración después de asesinatos y más.

Alrededor de Hunts Point, la gente llama a Reggie e Ibelsa en cada momento de necesidad, y muchos se refieren a Reggie como «pastor», aunque nunca han asistido a Real Life Church, su congregación en línea (que se reunía en persona antes de la pandemia, pero perdió su edificio durante la crisis). Los Stutzman recuerdan haberse sentido particularmente conmovidos cuando Tasha, quien comenzó a trabajar en la calle después de haber sido abusada sexualmente por su pastor, desarrolló tal confianza en ellos que de repente se unió al grupo de personas que lo llamaban «Pastor Reggie».

SHEILA

Tasha no es la única mujer que los Stutzman conocen que, impulsada por una sensación de desesperación después de pasar por eventos catastróficos de la vida, recurrió al trabajo sexual. Comparten acerca de una mujer cuyo hijo de 13 años murió en sus brazos, estaba tan abrumada por la desesperación que recurrió a esa industria.

Reggie e Ibelsa sueñan con abrir una casa donde las trabajadoras sexuales puedan venir a comer, ducharse y más. Esta es una gran necesidad en Hunts Point.

La prostituta Sheila está drogada con fentanilo y se lava el cabello en una toma de agua contra incendios destapada mientras ofrece su opinión sobre Reggie e Ibelsa: «Han sido maravillosamente consistentes todo el tiempo».

Reggie e Ibelsa han ministrado a Sheila durante años. Cuando The Prodigal Center abrió por primera vez, desarrollaron una relación con ella de inmediato y compartieron que, cuando está sobria, Sheila es sumamente inteligente y talentosa. Hace años, Sheila era una muchacha de la iglesia y hasta el día de hoy recuerda varias canciones cristianas.

Sheila afirma que debe realizar actos sexuales simplemente para conseguir algo de comer, y que a menudo la frecuentan maridos después de tener peleas con sus esposas. Ella dice: «Están enojados y quieren golpearme. Yo les digo: 'No se desquiten conmigo como si fuera su esposa'».

«Ella necesita ser liberada», dice Reggie con lágrimas en los ojos. «Podríamos encontrarla muerta en la calle un día. ¿Por qué más creyentes no hacen trabajo urbano cuando personas como Sheila en todo el país están muriendo? ¿Necesitamos pantallas LED y tales cosas cuando la gente muere en la calle? Se necesita dinero, personas y donaciones para hacer esto. El ministerio no es gratis, pero necesitamos hacer lo que Dios nos está llamando a hacer. Él envió a su único Hijo a morir por Sheila. El amor de Dios es simplemente extraordinario».

Kristel Ringer Zelaya

Kristel Ringer Zelaya se desempeña como gerente de mercadeo de Misiones EUA de las Asambleas de Dios. Anteriormente trabajó como escritora y editora de Misiones Mundiales de las Asambleas de Dios durante más de una década, en numerosos países y culturas. Zelaya también es ministro licenciada de las Asambleas de Dios.