Renovada, no retirada
A sus 77 años, Ruth Myvett está prosperando en su ministerio y cree que no ha sido llamada a retirarse sino a ser renovada de nuevo.
Después de su salvación a los 12 años de edad, Myvett supo que Dios tenía un llamado único en su vida y la había dotado en el área de la enseñanza. A los 16 años, comenzó a enseñar en la escuela dominical en su iglesia local y continuó sirviendo hasta que fue a la universidad bíblica en Chicago, Illinois.
Aunque ella no sabía acerca de las Asambleas de Dios antes de comenzar la universidad, cuando asistió a la universidad, comenzó a ir a una Iglesia AD, Southside Tabernacle, en Chicago, Illinois. Durante ese tiempo, Myvett conoció a su esposo con quien compartiría su vida y su ministerio durante los siguientes 35 años.
A los diez años de casarse y después de ministrar a los jóvenes con su esposo, Myvett comenzó el proceso de acreditación a través de las Asambleas de Dios y obtuvo su certificación en 1984. A pesar de estar dedicada por completo al ministerio, afirma que fue entonces cuando «la vida sucedió».
A partir de 1990, Myvett se enfrentaría a una racha de 15 años años de intensas batallas de salud que incluyeron lupus, esclerodermia, fibromialgia, ceguera inducida por diabetes y coágulos sanguíneos graves. Además, otras circunstancias de la vida afectaron su matrimonio y como resultado dejó caducar sus credenciales. Ella estuvo fuera del ministerio durante muchos años. Durante el séptimo año de su enfermedad, afirma que Dios le dio una visión donde la alentaba a continuar hablando de vida, tal como lo había hecho cuando estaba en el mejor momento de su ministerio. «Aunque realmente no tenía la energía, seguí hablándome y ministrándome y también a los demás y fue entonces cuando comenzó mi sanidad», dice. Aunque Myvett tardó varios años más en recuperar su salud por completo, se mantuvo firme en su fe y en la oración y finalmente se encontró al otro lado de cada una de las enfermedades con las que había luchado.
«Fue entonces cuando supe que había sido renovada por Dios», dice.
Cuando Myvett se recuperó, se mudó a Missouri para estar cerca de su hijo. Durante su mudanza al área de Kansas City, Myvett comenzó a asistir a Bethel Church en Liberty, Missouri.
Luego de estar en la iglesia solo por un año, el pastor principal de la Iglesia Bethel, Les W. Clark, afirma que vino a la iglesia con el deseo de ayudar a las personas en sus llamamientos y dones. «Cuando llegó Ruth», dice, «le dije que realmente pensaba que ella debería usar sus dones para guiar a las personas que la rodeaban».
Myvett comenzó a reflexionar sobre las palabras de Clark y finalmente sintió que Dios la estaba llamando a ser pastora de aquellos en su complejo de retirados. Mientras ella y Clark recorrían el proceso para iniciar la iglesia, Myvett se reunió con los administradores del edificio, quienes le dieron permiso para celebrar servicios los domingos por la tarde.
Los servicios fueron un éxito, pero pronto se detuvieron por completo debido a la pandemia de COVID-19. Aunque ya no podían reunirse en persona, Myvett estaba decidida a continuar ministrando a aquellos a quienes había sido llamada. «Fue entonces cuando comenzó a hacer iglesia por llamada», dice Clark. La iglesia por llamadas, un término que Myvett usó para describir su nuevo método de ministerio, era una conferencia telefónica durante la cual las personas podían llamar y seguir escuchando el evangelio cada semana. «Lo hizo así durante dos años hasta que pudo reabrir sus servicios en persona», dice Clark.
Hoy, Myvett continúa pastoreando la iglesia de su complejo, cumple su tercer mandato como anciana de Bethel Church, dirige un estudio bíblico los miércoles por la noche y recibe invitaciones para predicar tanto en Bethel como en la comunidad. Clark recuerda haberle dicho a Myvett que Dios está restaurando todo lo que el enemigo intentó robarle hace años.
Myvett ha avanzando en su ministerio y a los 74 años de edad, en abril de 2021, fue ordenada por el Distrito de las Asambleas de Dios del Norte de Missouri. El proceso a la ordenación es uno en el que Clark dice que pudo andar con ella y que tuvo el honor de ser quien orara por ella en su servicio de ordenación.
«Toda mi vida se siente como un sueño porque sé que estoy justo en medio de la voluntad de Dios para mi», dice. La oración de Myvett es que todos experimenten la bendición y la «nueva renovación» de Dios en su vida sin importar la edad o las circunstancias actuales.