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Descubrir las vías de HBCU

Una pareja planta el grupo Chi Alpha en la Universidad Prairie View A&M en Texas.

Mientras crecía en Spring, Texas, James Offord iba ocasionalmente a la iglesia, pero nunca tuvo una relación cercana con el Señor. Eso cambió cuando asistió a la Universidad Estatal Sam Houston y cuando se hizo amigo del líder ministerial de los Ministerios Chi Alpha.

Offord acudía a las reuniones de Chi Alpha y entabló una amistad cercana con Ubador y otros estudiantes. A través de los eventos de Chi Alpha y la amistad de Ubador, Offord comenzó a aprender lo que significaba vivir una verdadera relación con Cristo en la vida cotidiana. Le ayudó a aprender a amar y servir a Dios fuera de las puertas de la iglesia.

"Siempre hice cosas por las personas que amaba para hacerlas felices," dice Offord, que ahora tiene 28 años. "Mike hizo lo mismo, excepto que Dios estaba en su lista como su mas alta prioridad. Al mirar su vida, me di cuenta de que Dios no era solo una solución a mis problemas, sino que era digno de mi amor."

Offord pasó por la capacitación de liderazgo de Chi Alfa el próximo semestre y se convirtió en un líder de grupo pequeño. Comenzó a organizar reuniones y entabló amistad con otros jóvenes, algunos de los cuales se convirtieron también en líderes de grupos pequeños. De acuerdo a la visión de Chi Alpha, estos jóvenes líderes hacen discípulos y a su vez hacen otros discípulos que sirven al Señor dondequiera que la vida los lleve.

Después de servir como líder estudiantil de Chi Alpha en la Universidad Sam Houston por cuatro años, Offord pasó tres años como miembro del personal a tiempo completo. A lo largo del camino, se enteró de que de todos los misioneros en los Estados Unidos — y en todas las denominaciones — solo el 1 por ciento son afroamericanos. Sólo un número ínfimo de esos misioneros está destinado a algunos de los 104 colegios y universidades históricamente afroamericanas (HCBU, por sus siglas en ingles) del país. Offord sintió que el Señor lo llamaba a pasar por el Ministerio Estudiantil en Entrenamiento en Chi Alpha y ser pionero en un ministerio universitario de Chi Alpha en un área necesitada.

Offord se hizo amigo de Moriah Loris Burrell a través de Chi Alpha y compartieron la pasión por alcanzar a otros con el evangelio. Ambos completaron sus estudios en Sam Houston y se casaron en el 2017.

Los Offord son ahora misioneros de los EU de las AD y han colaborado por tres años con el Programa Nacional de Diversidad de Chi Alpha dirigido por Belkis Lehmann. Cuando Lehmann se convirtió en director de diversidad en el 2015, solo existía un grupo Chi Alpha en un campus HBCU. Tras la creación de dos nuevos grupos este año, Chi Alpha contará con ocho equipos que prestarán servicio en las facilidades de HBCU.

Para los misioneros, es vital comprender y apreciar el contexto en el que sirven. A Lehmann le ha impresionado la conexión cultural de los Offord y la forma en que los estudiantes responden a ellos.

"Los Offord son líderes de increíble talento, pero también humildes y honran a Dios," dice Lehmann. "Son honestos, respetuosos y extremadamente enseñables. Me encanta su pasión por los estudiantes, su compromiso con la misión y su voluntad de aventurarse."

En el 2019, los Offords y su equipo empezaron una nueva aventura para desarrollar un grupo Chi Alpha en Texas en la Universidad A&M Prairie View, un campus de HBCU donde sirven como directores del campus.

"Si el mundo sabrá que somos discípulos por el amor que nos profesamos unos a otros, deberíamos analizar seriamente cómo amar al prójimo," dice Moriah. "En Estados Unidos tenemos la oportunidad única de reunir a creyentes de muchas naciones, tribus, pueblos e idiomas. Debemos unir nuestros brazos a los de nuestros hermanos y hermanas en Cristo para luchar contra el enemigo y toda táctica sutil de división, apatía y falta de comunicación."

Lehmann espera que muchos más respondan a la llamada para ir como misioneros a los campus de HBCU, que se encuentran en 22 estados y abarcan más de 300.000 estudiantes.

"Cada uno de estos estudiantes tiene un propósito divino que no se cumplirá a menos que alguien vaya a su campus con el mensaje, en palabra y escritura, de Jesús," dice Lehmann. "Necesitamos misioneros que puedan entrar de lleno en la cultura y hacer discípulos dentro de ella."