La segunda oportunidad de Andrew Carlisle
Cuando Andrew Carlisle se enlistó en el Ejército de los Estados Unidos, su objetivo era servir a su país en primera fila como soldado de infantería. Durante el entrenamiento básico en Fort Benning, Georgia, el cristiano que se describe a sí mismo en fuego, dirigió la oración y pequeños estudios bíblicos.
Pero en poco tiempo, el alcohol se convirtió en su escape diario del estrés de la vida militar y de su lucha continua contra la depresión.
"Recogí la botella y solté mi Biblia," admite Carlisle.
Él comenzó a tomar cerveza; luego descubrió el whisky. En el 2017, a la mitad de su entrenamiento de liderazgo para ser sargento en Fort Lewis, Washington, él y un amigo se turnaban en el bar de un restaurante para comprarse unos tragos de whisky. Después de tomarse 11 tragos, trató de conducir a casa, pero un oficial de policía lo vio saltarse una señal de alto.
Su nivel de alcohol en la sangre fue de .118, muy por encima del límite legal, dice Carlisle. El oficial lo arrestó y lo acusó de conducir bajo la influencia.
Debido a su participación en el entrenamiento de liderazgo, los militares lo "capitularon" para su condena posterior por conducir bajo la influencia (DUI). "Eso significa expulsado," dice.
La depresión se profundizó más. Él continuó tomando. Con su licencia de conducir suspendida, su hermana, Tiffany, voló para llevarlo a él y su camión de regreso a Texas, su estado natal.
"Ella pudo notar que ya no era la misma persona," dice Carlisle. "Recuerdo haber visto el miedo en sus ojos al ver como bajaba el veneno por mi garganta."
Un estallido de ira incontrolable confirmó sus temores de que su consumo de alcohol se hubiera convertido en una adicción incontrolable.
"En ese momento, caí de rodillas y dije Dios, necesito tu ayuda," recuerda Carlisle. Él volvió a comprometer su vida a Cristo. “Tuve que dejar de tomar. No podía servir a Dios y al alcohol." De repente, su corazón se inundó de paz.
Aún enfrentado lo que debía hacer con el resto de su vida, recordó su sueño de convertirse en un historiador. La Universidad Southwestern Assemblies of God (SAGU) en Waxahachie, Texas, le vino a la mente. Había asistido a tres eventos de Campus Days mientras aún estaba en la escuela secundaria. SAGU ofrece títulos universitarios y de posgrado en historia. Él pensó: ¿Qué pasa si envío la solicitud?
Pero una pregunta en la solicitud lo detuvo: En las últimas dos semanas, ¿ha fumado, tomado alcohol o visto pornografía? A las 8 de la mañana de ese día, ya tenía una cerveza en la mano.
No hay forma de que me acepten con todos mis problemas, recuerda que pensó Carlisle. No soy lo suficientemente bueno.
Aún así, sintió que el Espíritu Santo le decía que entregara la solicitud. Entonces, en el formulario, confesó su batalla en curso con el alcohol. "Así como Dios me ha mostrado gracia, le pido a SAGU que me muestre gracia," escribió.
Días después, un consejero de admisiones de SAGU lo llamó para felicitarlo por haber sido aceptado a la universidad. El 11 de mayo de 2018, después de dos meses de lucha con Dios por dejar el alcohol, Carlisle derramó las dos botellas de whisky restantes.
Su recepción por parte del personal de SAGU y sus compañeros ha sido abrumadoramente comprensiva, incluyendo el presidente Kermit Bridges.
"Esperaba ser juzgado por todos lados," dice Carlisle. “Le dije al presidente Bridges que había dejado de tomar, que eso es una lucha. Me abrazó y comenzó a orar por mí. Pensé, Tal vez esto no sea tan difícil como había pensado."
La facultad de SAGU incluye veteranos. Entre ellos está el presidente del Departamento de Historia, Loyd Uglow, quien sirvió en la Marina de los EEUU. Carlisle lo considera un mentor.
"Estoy muy contento por la oportunidad de poder ayudarlo," dice Uglow sobre Carlisle. "Es un buen joven, muy diligente en su trabajo académico, y tiene un corazón generoso."
Carlisle ha lanzado un grupo de estudiantes veteranos de SAGU que une al creciente número de estudiantes de SAGU que son veteranos. Más de 50 hombres y mujeres que han servido en el ejército están inscritos en clases en el campus de Waxahachie, o en línea. Las reuniones mensuales incluyen oración, devocionales y discusión de temas difíciles que enfrentan los veteranos, incluyendo luchas con ansiedad, depresión y adicción.
"SAGU es una escuela amiga de veteranos," dice. “Casi todos estos veteranos jugaron una parte en ayudarme. Llamé a uno y le dije que estaba luchando. Esa es una de las pequeñas cosas que los veteranos hacen los unos por los otros.”
El día de Año Nuevo 2020, Carlisle celebró una victoria. Celebró 600 días sin consumir alcohol.
Foto: profesor de SAGU Loyd Uglow (izquierda) ha sido uno de los mentores de Andrew Carlisle.