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Faros urbanos

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Faros urbanos

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Un par de ministerios guiados por el personal de las Misiones de los EU del Ministerio Intercultural están floreciendo en East St. Louis, Illinois, conocida como uno de los centros urbanos más violentos y desatendidos de América.

Shameca C. Black, pastora principal del Centro de Adoración de Alcance Urbano, creció en lo que ella llama una iglesia afroamericana de clase media en East St. Louis.

"Conocía la iglesia, pero no la iglesia de la calle," dice.

Estuvo a punto de trabajar como embalsamadora cuando participó en el ministerio local con el misionero estadounidense Jay S. Covert, un graduado del Desafío Juvenil y de Adultos que lleva plantando iglesias desde el 2004 en East St. Louis. La experiencia afectó tanto a Black que lloró y respondió al llamado de Dios para servir en la ciudad.

"Aprendí que a Dios le atrae ver a alguien salvado en la calle — gente drogadicta, sin hogar y con problemas," dice Black.

En el 2010, tomó el timón de la iglesia, la cual se reunía en un edificio rodeado de clubes nocturnos donde la gente dormía en callejones y vivía en casas infestadas de ratas y cucarachas.

"Tenía que saber que era aquí donde Dios quería que estuviera," recuerda Black riendo. "Tomó mucha fe. Pero ha sido más que una bendición ver cómo sus vidas cambian."

El enfoque de la iglesia es amar a las personas y darles la bienvenida a una comunidad espiritual vibrante.

"Cuando llega una nueva familia o persona, hacemos lo que Jay nos enseñó y nos entregamos con amor," dice Black, cuyo marido, George L. Black, es un mayor del Ejército de la Armada de los Estados Unidos y con quien ella tuvo cinco hijas. "La iglesia apoya a la gente. Dios usará a alguien para decirles algo, o alguien orará por ellos, o el sermón interferirá en sus asuntos."

Ella cuenta de una joven que vivía en condiciones inhumanas en una urbanización de viviendas de bajos recursos. Por dos años, Dios cambió su circunstancias.

"Empezó a trabajar de empleada de casa, luego se hizo enfermera a pesar de que era una madre soltera," recuerda Black. "Ella encontró a un hombre piadoso con la misma vocación."

Cuando la gente se muda, no es una pérdida, es una bendición, según Black.

"Ahora están trabajando, sirviendo a la gente, haciendo cosas que nunca pensaron que harían," dice.

Otra mujer con cuatro hijos pasó de vivir en la promiscuidad y la miseria a tener un buen trabajo y ayudar a sus hijos a ir a la universidad.

"La Palabra la cambió," dice Black. "Oramos para que Dios la sacara de esos proyectos y la llevara a un lugar diferente. Dios no sólo los está haciendo productivos económicamente, sino productivos para el Reino."

Uno de los mayores logros de la iglesia, dice Black, es su alta tasa de graduados universitarios.

"Vemos a los niños graduados en secundaria, ir a la universidad, ir al ejército," dice. "A través del poder de Dios, están creciendo para ser contribuyentes a la ciudad y al mundo en lugar de ser una carga. No están en prisión. Ellos van a hacer cosas más grandes."

BORRAR LAS BARRERAS RACIALES
No muy lejos, en Washington Park (Illinois), Ramón N. Granados Jr. pastorea Iglesia Gran Luz (Great Light Christian Center) en un pueblo donde el alcalde murió tiroteado en su carro en el 2010.

Para Granados, que pasó 20 años en prisión antes de entregarse al Señor y al ministerio, el entorno no le perturba. Ni tampoco el hecho de que él y su esposa, Laura, plantaran una iglesia hispana en un vecindario completamente negro.

"Todos decían que los Hispanos no vendrían a la iglesia," dice Granados. "Dios demostró que estaban equivocados. La sangre borra todos los límites raciales."

Granados ingresó a la prisión a los 19 años y pasó allí casi ininterrumpidamente los siguientes 20 años. Pero mientras estaba encerrado en "el agujero" de la cárcel (por practicar su talento como artista de tatuaje), recordó que de niño asistía a la iglesia Templo Betel Asamblea de Dios y veía señales y prodigios. Dio su vida a Cristo y comenzó a leer la Biblia vorazmente y a buscar el bautismo del Espíritu Santo.

"Leí cada Escritura y libro sobre el bautismo," dice. "Un día, en el patio de la cárcel, oraron y recibí el bautismo en el Espíritu Santo allí mismo."

Tras su liberación de la prisión, continuó su ministerio en las calles de Juárez, México, y en las prisiones, donde vio avivamiento. Entonces un amigo le invitó al East St. Louis. Sintiendo un llamado allí, Granados movió a su familia, tomó un trabajo en una panadería Walmart y comenzó a plantar una iglesia con Alcance Urbano como uno de los misioneros asociados de Covert.

"Empezamos desde cero," dice Granados.

Después de hacer donas a primera hora de la mañana en Walmart, cada día renovaba el edificio de la iglesia a mano. También completó cursos de la Universidad Global y recibió su ordenación. Pronto, la gente hispano hablante de las áreas cercanas comenzó a asistir, aunque la iglesia y su centro de actividades estaban rodeados por clubes de danzas eróticas y violencia.

"Nuestra iglesia es muy pentecostal," dice Granados. "Vemos personas liberadas y salvadas. Estamos en un mal lugar. No podemos darle la mano al enemigo."

Laura es maestra de escuela y dirige el culto de la iglesia. Juntos, tienen cuatro hijos, y Ramón también tiene un quinto hjio. Mantiene buenas relaciones con el alcalde y los funcionarios de la policía, y es experto en hablar con personas de cualquier origen racial o económico debido a su tiempo en prisión.

"Nuestra visión es que al entrar a nuestra iglesia la persona tenga un encuentro con Jesucristo," dice. "La gente está recibiendo el bautismo en el Espíritu Santo, siendo liberada, bautizada y sanada."

 

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