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Risen Recovery

La casa de sobriedad ofrece una esperanza duradera.

Kari Rutman, una ex-sobreviviente de abuso de alcohol y sobredosis de opioides, abrió recientemente Risen Recovery, una casa sobria en Farmington, Minnesota, para mujeres en transición del tratamiento de adicciones a la vida independiente.

Los residentes en el hogar deben asistir a reuniones de consejería, recuperación de adicciones y participar en una iglesia evangélica. Rutman, que asiste a Southland City Church, una congregación de las Asambleas de Dios en la cercana Rosemount, perdió a su madre y un hermano por sobredosis de drogas. Ella tiene la misión de ayudar a las mujeres adictas a encontrar esperanza y libertad en Cristo.

"Luché contra la adicción durante muchos años," explica Rutman, de 34 años, quien también perdió sus posesiones e hijos debido a sus adicciones. Después de pasar tiempo en la cárcel y completar un programa de tratamiento obligatorio, Rutman se desintoxicó y vino a estar sobria.

"Hay una diferencia entre la sobriedad y la recuperación," dice Rutman. “Aunque estaba sobria, todavía me sentía quebrada, deprimida y quería morir. Incluso cuando eliminé los químicos, había un gran vacío. Jesús fue la respuesta."

Aunque la sobriedad significa que un individuo ya no está tomando químicos para alimentar la adicción, los problemas subyacentes no se habían resuelto. La recuperación aborda la raíz del problema. A través de su propia jornada, Rutman descubrió que Jesús era la única fuente de recuperación duradera.

Según Rutman, Risen Recovery surgió de un mensaje que su pastor, C.J. Johnson, predicó un domingo. Mientras hacia sus devocionales, Johnson se encontró con Hechos 2:17.

"Dios dice que la Iglesia debe estar llena de visionarios y soñadores," dice Johnson, de 34 años.

La noción de apoyar a los visionarios y soñadores llevó a la Iglesia Southland City a patrocinar una idea innovadora. Johnson retó a las congregaciones a formar un equipo, crear una propuesta que detallara su visión y luego presentarla a los líderes de la iglesia para que la revisen y tengan la oportunidad de recibir $10,000 en capital inicial para financiar su sueño. La iglesia luego seleccionaría cinco equipos para recibir $10,000 cada uno para ponerlos en su visión.

Rutman presentó una propuesta, compartiendo su sueño para Risen Recovery, una casa de sobriedad que permitiría a las mujeres a obtener las habilidades que necesitaban para tener éxito en la vida, mientras les permite pasar tiempo con sus hijos — algo que ella no había podido hacer — ya que ellos luego se independizaron.

La iglesia aprobó la propuesta y Risen Recovery comenzó su jornada para convertirse en realidad.

Poco después, otras piezas comenzaron a encajar. Un donante puso un gran depósito para la compra de una casa, ubicada a pocos kilómetros de la iglesia de Southland City. Con el estímulo y la tutoría brindados por los líderes de la iglesia, Rutman formó una organización sin fines de lucro y atendió la casa de sobriedad con voluntarios que se encargaran de todo, desde la contabilidad hasta el cuidado del césped.

Kay M. Beckman, de 60 años, que ayuda a administrar la casa, es una de las voluntarias. Beckman, quien anteriormente abusaba del alcohol, terminó siete programas diferentes en el tratamiento que no le impidieron la adicción. El cambio se produjo solo cuando ella comenzó a estudiar la Biblia y entregó su vida a Jesús.

"Realmente fue una sanidad milagrosa," dice Beckman. “Un día desperté y Dios me había quitado mi deseo de beber por completo. Había pasado por un momento abrumador en mi vida, y me di cuenta de que Dios quería usarlo para promover su mensaje y atraer a la gente quebrantada.”

Jessica A. Blaschko, de 35 años, también es voluntaria y ayuda a supervisar la gestión diaria de los residentes y la casa. Lleva seis años recuperándose de los analgésicos recetados que solía mitigar el dolor de una relación abusiva.

"Quiero mostrar a otras mujeres que hay luz al final del túnel," dice Blaschko. “No podemos hacerlo solas. Necesitamos absolutamente de Jesús."

Rutman, junto con otros voluntarios, trabaja duro para forjar relaciones con grupos y organizaciones de la comunidad, reuniéndose con funcionarios de prisiones, centros de tratamiento locales e incluso el departamento de policía para compartir su misión. Desde entonces se ha reunido con sus hijos, Alexis de 17 años y Jack de 3 años.

Los voluntarios de Risen Recovery pueden brindar asesoramiento financiero, ofrecer capacitación en entrevistas, enseñar estrategias para padres y ayudar a los residentes a encontrar un apartamento. El ministerio hace referencias al Desafío Juvenil y de Adultos en casos de recaída.

La Iglesia de Southland City es una fuente de sustento financiero y espiritual continuo para Risen Recovery.

"Un programa como este necesita recursos y personas piadosas para dedicar su tiempo y experiencia," dice Johnson.