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Misión posible

Para Adam Fogleman, una experiencia en la que casi muere le abrió la puerta a un llamado a las misiones.

Dios llama a los misioneros de maneras disímiles.

Adam Fogleman tuvo una experiencia en la que casi muere en 2007 cuando andaba por las escarpadas montañas Livingstone en Tanzania. Era miembro de un equipo de pastores de jóvenes de Texas que se dirigía a una remota aldea para dedicar una iglesia nueva financiada con ofrendas estadounidenses.

Después de andar siete horas bajo un intenso calor y quedarse sin agua, Fogleman se desmayó en el sendero. Sus compañeros estaban preocupados por su estado pues pensaban que moriría de un golpe de calor, ya que no había servicio de telefonía móvil ni asistencia médica cerca. Al sentirse impotentes, varios pastores oraron con urgencia sobre su cuerpo casi sin vida.

Al cabo de una hora se despertó espontáneamente, comió una manzana y continuó el camino. Su experiencia cercana a la muerte con solo 29 años abrió una nueva ruta ministerial: las misiones.  «En ese camino remoto sentí la presencia del Espíritu Santo que me reveló que regresaría a África de alguna manera», recuerda Fogleman, ahora de 44 años. Sin embargo, todavía lo entusiasmaba pastorear jóvenes a largo plazo e inspirar a la próxima generación.  

En 1998, durante su tercer año en Southwestern Assemblies of God University (SAGU), se unió a Crossroads Church como su pastor de jóvenes. Más tarde ocupó el puesto de pastor de jóvenes en Texas en Real Life Church y luego en Legacy Church.

Sin embargo, al liderar viajes de estudiantes a Tanzania después de su problema de salud, sentía que el llamado de Dios a las misiones se arraigaba en su corazón. «Oré y leí la Biblia durante 60 días, enfocándome en La Gran Comisión en Mateo 28», dice Fogleman. Luego dio el paso hacia el nombramiento, fue aprobado por Misiones Mundiales de las AD y comenzó su recaudación de fondos en 2012.  

Un año después, Adam, su esposa, Alecia, y sus dos hijas, Sydney, de 9, y Emma, de 6, aterrizaron en Tanzania. Él aprendió suajili en la escuela de idiomas y comenzó a enseñar en una universidad bíblica en Mbeya, una próspera ciudad.

Fogleman adquirió nuevas ideas no solo sobre sus funciones docentes también sobre la plantación de iglesias en África. Él comprendió las implicaciones de la rápida urbanización de África y su impacto en las misiones y la evangelización, en particular entre los jóvenes. Las Naciones Unidas informan que el continente tiene la población más joven del mundo, el 70% de la población del África subsahariana es menor de 30 años.

«África ya no se identifica como el continente oscuro de selvas, animales salvajes y aldeas primitivas», enfatiza Fogleman. En reconocimiento a estos cambios demográficos, AGWM África estableció su ministerio de Tribus Urbanas que se enfoca en personas influyentes en ciudades clave.

En 2017, los Fogleman se unieron a un equipo misionero para ayudar a plantar Northplace Church en Durban, una de las ciudades más pobladas de Sudáfrica con 3,1 millones de habitantes.

Northplace comenzó en un hogar con solo un puñado de personas y Alecia Fogleman lideró la iglesia de niños en un dormitorio. Cuando Northplace llegó a 40 personas, rentaron un espacio en un lugar más amplio.

Como resultado del aumento de la congregación, la iglesia se mudó en varias ocasiones. Si bien las regulaciones del gobierno han restringido la asistencia en su edificio actual a 100 personas, ministran a muchos más, incluidos a personas en línea.

Como pastora de la iglesia de niños en Durban, Alecia Foglemen, de 45, recuerda que enseñó a un desafiante niño de 9 años, que ya era ateo profeso. Los padres del jovencito estaban divorciados, él asistía al servicio para niños y nunca se relacionaba con nadie, pero jugaba con su propio juego que guardaba en una hielera.

Su corazón se quebrantó cuando él dejó Northplace para vivir con su padre en otra ciudad. Sin embargo, supo más tarde que él había visto todos los servicios para niños, que se transmitían en línea debido al cierre de COVID-19 y ahora asiste a Northplace cuando visita a su madre.

«Nunca se sabe en lo natural lo que Dios hace en lo sobrenatural», dice. «Él mueve montañas a través de nuestra obediencia cuando plantamos semillas».

Fogleman completó su término en Northplace en 2021 y espera comenzar su próximo término en Namibia a principios de 2024. Como aficionado al café, abrirá Urban Tribes Coffee Company en Windhoeck, la capital. Asumirá el papel de barista profesional, y planea compartir el evangelio al crear relaciones y con el tiempo, plantar una iglesia.

Journey Church en Colleyville, Texas ha apoyado a Fogleman durante 10 años. El pastor principal Jeff Strickland y miembros de la junta lo visitaron en Tanzania y Sudáfrica.

«Hemos adquirido una nueva conciencia de los sacrificios que realizan las familias misioneras para hacer lo que Dios los ha llamado a hacer», dice Strickland. «Mi congregación también entiende que la misión de Cristo es más grande que la iglesia local».

En cada misión posible, Fogleman confía en el poder y la dirección del Espíritu Santo. Al reflexionar sobre Habacuc 1:5, cree en la voluntad de Dios de hacer algo absolutamente asombroso en Namibia. 

Peter K. Johnson

Peter K. Johnson es un escritor independiente que vive en Saranac Lake, Nueva York. Más de 500 de sus artículos e historias cortas han aparecido en revistas y periódicos cristianos y convencionales, incluidos Pentecostal Evangel, Charisma, Saturday Evening Post, Guideposts y Decision. También se desempeña como consultor y editor colaborador de una revista científica.