Una oración postelectoral
Ahora que las elecciones han terminado, el superintendente general Doug Clay hace un llamado a la oración por los líderes recién elegidos y la nación.
A medida que nos acercamos al final de 2024 y entramos en un nuevo año con un nuevo líder político, animo a que tomemos un tiempo hoy para orar por nuestro presidente recién electo.Nunca ha habido un gobernante, ya sea un rey israelita, un líder mundial o un presidente estadounidense, que haya ejemplificado la sabiduría perfecta, ejecutado la justicia perfecta o establecido la paz perfecta durante su mandato en el cargo. Jesucristo es el único Rey perfecto y reinante, solo Él no tiene pecado.
Por lo tanto, no es realista esperar que el presidente Donald Trump lidere con resultados totalmente cristianos. Es por eso que la Escritura nos ordena: «No pongan su confianza en los poderosos; no está allí la ayuda para ustedes». (Salmo 146:3).
Hoy, hago un llamado a todos los creyentes a orar por el presidente Trump. Oremos para que su administración se caracterice por medidas cada vez mayores de sabiduría, justicia y paz.
Como Salomón oró: «Que la gente siempre ore por él y lo bendiga todo el día». (Salmo 72:15).
Padre Celestial,
En esta temporada después de las elecciones, que la paz se asiente en los que se sienten desanimados, y la humildad en los que celebran.
Que nuestros líderes federales, estatales y locales, ya sean recién elegidos o que regresen a sus cargos, sean guiados por la integridad, la rectitud y el deseo de servir como alguien que tiene autoridad como «siervo de Dios» (Romanos 13:4).
Concédeles sabiduría y discernimiento para que gobiernen con justicia y rectitud.
Guía sus decisiones y acciones, para que puedan liderar con humildad, cuidado y entendimiento de que solo Dios ha establecido su autoridad.
«Pues toda autoridad proviene de Dios, y los que ocupan puestos de autoridad están allí colocados por Dios». (Romanos 13:1, NTV).
Padre, bendice nuestra tierra con paz, armonía y renovación espiritual. Fortalece nuestras comunidades, sana las heridas del conflicto e inspíranos a servirnos unos a otros con amor y bondad cristianos.
«Que las montañas den prosperidad a todos y que las colinas sean fructíferas» (Salmo 72:3).
Pedimos con humildad Tu bendición divina para cada persona, familia e institución, sabemos que la bendición solo llega cuando nos humillamos, oramos, buscamos tu rostro y nos apartamos de nuestros malos caminos (1 Crónicas 7:14).
Amén.