El pentecostés y tú — la plenitud
¿Qué es Pentecostés y qué aplicación tiene para mí? La respuesta comienza con un poco de historia antigua, se fortalece con un poco de teología, se aclara con algunas definiciones y termina contigo y conmigo.
UN POCO DE HISTORIA
Pascua y Pentecostés son dos festividades judías que ocurren en la primavera. La Pascua celebra la liberación de Israel de la muerte en Egipto mediante de la sangre de un cordero sacrificado (Éxodo 12:1-48). Pentecostés celebra la cosecha del trigo (Levítico 23:15-21) y tradicionalmente se considera como el momento en que Dios le dio los Diez Mandamientos a Moisés, enfocando la atención en los motivos de la cosecha y la voz de Dios que alcanza a la humanidad.
Estas festividades coincidieron con acontecimientos importantes en el ministerio de Jesús. En la Pascua, Jesús crucificado derramó su sangre para expiar el pecado. Después, Él prometió que derramaría su Espíritu Santo sobre los creyentes y que declararían palabras inspiradas por Dios a los perdidos, trayendo la cosecha de las naciones.
De este modo, Jesús cumplió el verdadero significado tanto de la Pascua como de Pentecostés. Y así como sigue perdonando pecados, Él todavía está derramando Su Espíritu Santo sobre los creyentes.
UN POCO DE TEOLOGÍA
Algunos cristianos pueden sentir que el Espíritu Santo y su ministerio son vagos o místicos, pero la realidad es exactamente lo contrario. Él ayuda al cristiano de muchas maneras prácticas y tangibles. Por ejemplo, el Espíritu Santo ya está obrando en nuestras vidas antes de nuestra salvación (Romanos 8:15). En el momento en que somos salvos, el Espíritu Santo viene a morar dentro en cada seguidor de Cristo. Cada cristiano tiene el Espíritu de Dios, incluso cuando no lo sentimos ni reconocemos su presencia. El apóstol Pablo dijo sucintamente: «si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo» (Romanos 8:9).
Con el Espíritu morando en nosotros, tenemos a nuestro alcance un sinfín de beneficios sobrenaturales. Entre los beneficios disponibles en la salvación, Él nos asegura que pertenecemos a Dios (Romanos 8:16), nos guía y nos habla (Juan 16:12-15), y transforma nuestro carácter para que sea más como Jesús (Gálatas 5:22-23).
Aunque cada seguidor de Cristo tiene el Espíritu Santo morando en su interior, Jesús prometió darnos más poder del Espíritu Santo para cumplir Su misión. En la noche de la resurrección de Cristo, Él se apareció a los discípulos y sopló el Espíritu Santo para que morara en ellos (Juan 20:19-22), y todavía respira el Espíritu para vivir dentro de cada uno de nosotros en el momento en que creemos. Unos 40 días después, Él prometió al mismo grupo de personas que además los saturaría (o bautizaría) en o con el Espíritu Santo (Hechos 1:4-8). Esto se cumplió cuando Jesús derramó el Espíritu Santo sobre sus seguidores en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4). Lucas repite por lo menos cuatro veces en Hechos (capítulos 8, 9, 10, 19) esta promesa de poder adicional del Espíritu Santo. Amigo cristiano ¡Jesús tiene más poder del Espíritu Santo para ti!
ALGUNAS DEFINICIONES
El nombre de este don de poder es «el bautismo en el Espíritu Santo», o «el bautismo del Espíritu» para abreviar, basado en las descripciones bíblicas se lo reconoce como bautizado «con el Espíritu Santo» (Mateo 3:11: Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5, 11:16). Jesús lo definió justo antes de ascender al cielo, cuando les dijo a sus seguidores:
«No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes. Juan bautizaba con agua, pero en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. ... pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes. y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra» (Hechos 1:4,5,8, NTV). El bautismo en el Espíritu es un don de poder que los creyentes reciben de Jesús.
TÚ Y YO
Ya que Jesús prometió este poder del Espíritu Santo para cada uno de nosotros, hay algunas cosas que necesitamos entender.
JESÚS, EL BAUTIZADOR
Lo más importante es que Jesús es quien bautiza en el Espíritu Santo (Mateo 3:11). De hecho, el bautismo en el Espíritu es un encuentro con Jesús, ¡no solo con el Espíritu Santo! Oramos a Jesús, para que Él derrame su Espíritu sobre nosotros, para que nos dé poder para cumplir Su misión (Hechos 1:5). Jesús es siempre el centro y el epicentro.
SALVACIÓN Y HAMBRE ESPIRITUAL
Solo hay dos requisitos para recibir este don. El primero es que ya hayas entregado tu vida a Jesús (salvación); el segundo es que tienes el deseo de conocer más a Jesús y hablar a otros acerca de Él (hambre espiritual). ¿Quieres todo lo que Jesús te ha prometido? Si es así, es hora de expresarle tu hambre espiritual en oración.
EL CAMINO HABITUAL PARA RECIBIR
El libro de los Hechos muestra una manera típica en que las personas recibieron el bautismo del Espíritu (capítulos 2, 10, 19). Estos son los elementos comunes que forman el camino para recibir.
1. Acercarse a Jesús. Todos los que recibieron el bautismo del Espíritu en las Escrituras estaban, de alguna manera, dando pasos adicionales hacia Cristo. Por lo general, esto implicaba orar. Te animo a que dediques unos minutos y comiences a orar a Jesús, pidiéndole este maravilloso don. Recuerda, la oración a menudo comienza sin una dirección definida y nuestras mentes tienden a divagar, pero si te entregas a la oración, verás resultados.
2. Jesús derramará Su Espíritu sobre ti. Mientras que el primer paso depende totalmente de ti, el segundo es algo que solo Cristo puede hacer. A menudo, más rápido de lo que la gente espera, se darán cuenta de que la presencia del Espíritu Santo está cayendo sobre ellos. En el momento en que sientes esto, ya sea de manera suave o dramáticamente, estás listo para recibir la plenitud del Espíritu Santo.
3. Reconoce y responde a las nuevas y repentinas señales que percibas. Cuando sientas al Espíritu Santo sobre ti, tu enfoque debe cambiar de: «quiero pensar en lo que debo decir» a: «¿Qué me está guiando el Espíritu Santo a decir ahora?" Concentra tu atención a Su presencia y sentirás los impulsos de hablar un lenguaje nuevo y sobrenatural. Tu cerebro no entenderá los sonidos y las palabras, pero esta inspiración te llegó cuando el Espíritu Santo cayó sobre ti. Eso es importante. Responde a este anhelo hablando esos sonidos desconocidos. Todavía puedes pensar cuando hablas en ese nuevo idioma, y tu mente puede estar llena de preguntas, pero sentirás la presencia de Dios de manera instantánea. Puedes orar en este idioma siempre que te sensibilices a la presencia del Espíritu Santo. No perderás el control.
¿Qué significa todo esto? Más que un acontecimiento histórico, Pentecostés encontró su cumplimiento en Jesús. Todavía hoy, Jesús derrama el don de Pentecostés sobre sus seguidores, confirmado por la misma señal recibida en Hechos, el lenguaje sobrenatural. Esta señal confirmatoria nos recuerda el resultado final de Pentecostés, es decir, la cosecha. Si podemos confiar en Dios para que nos guíe a hablar en la lengua desconocida, ¡cuánto más podemos confiar en que nos guiará para hablar a los perdidos en nuestra propia lengua aquella que conocemos!