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Ministrando a pesar de su destitución

Teresa Ruelas, quien fuera forzada a abandonar los Estados Unidos cuando era niña y durante la Gran Depresión, volvió en sus años de adolescencia a liderar una vida que deja un legado ministerial.

Después de la caída de la bolsa de valores en 1929, el gobierno de los Estados Unidos en la década siguiente ordenó la deportación de cientos de miles de inmigrantes mexicanos y sus descendientes. Mientras que el desempleo se elevaba durante la Gran Depresión, el curso burocrático de acción mostraba que el menguante número de puestos de trabajo se reservaba sólo para los fieles ciudadanos estadounidenses en vez de que sean "robados" por los extranjeros. La forzosa repatriación mexicana de la década de 1930 es raramente comentada en los libros de historia americana.

Teresa Ruelas, ministro de las AD, que cumplió 90 en junio, es una sobreviviente de la repatriación mexicana, uno de los movimientos más crueles en la historia de Estados Unidos. Toda su familia, incluyendo sus padres Severo y Guadalupe Guerra y sus tres hermanos — todos nacidos en los Estados Unidos — se trasladaron a México bajo la forzosa repatriación. Teresa tenía sólo 4 años de edad.

La familia Guerra llegó a El Carmen, México, para enfrentar otra dura realidad: Las repercusiones del movimiento agrario. El padre de Teresa recibió un gran terreno para cultivar en reconocimiento por haber servido bajo el liderazgo del revolucionario mexicano Pancho Villa.

Cultivar más de 50 hectáreas requería la ayuda de otros trabajadores. La posición de Severo como capataz generó la envidia de los ayudantes contratados y llevó a su trágico asesinato, lo que a su vez causó las carencias de los miembros restantes de la familia casi inmediatamente. Guadalupe ideó un plan para un nuevo modo de sustento al hacer dulces deliciosos que Teresa, sus dos hermanos, y hermana vendían puerta por puerta. Sin embargo, eso aún no generaba los fondos suficientes para mantener a todos en casa, lo cual incluía la adición de tres niños más durante el fallecimiento de Severo.

A los 18 años, Teresa y su hermano de 17 años de edad, Rafael, decidieron cruzar la frontera y volver a los Estados Unidos. El viaje sucedió a través de la ayuda de su tío Antonio Muela, un ministro de las AD que fue a México y acompañó a los hermanos de regreso a los Estados Unidos.

A pesar de aguantar la prueba del sufrimiento, Teresa pensó que el regresar a los Estados Unidos significada el único camino hacia la supervivencia económica. Teresa se sentía como una extranjera debido a los retos que encaran muchos de los inmigrantes. Ella no recordaba nada del estilo de vida americano, incluyendo el idioma inglés.

"Vine a trabajar en los campos, a recoger frutas, a cortarlas y embalarlas," recuerda Ruelas, que está jubilada y vive en Visalia, California. Como una joven emigrante y trabajadora, se enfrentó a la discriminación de ambos, los supervisores caucásicos e incluso de algunos colegas mexicanos. Más allá de ganar el salario con el fin de traer al resto de la familia a los Estados Unidos — lo cual eventualmente hizo — Ruelas tenía otro objetivo.

"Algo en mi corazón comenzó a arder", dice Ruelas. "Deseaba conocer a Dios. Y aún sin conocerlo completamente, le prometí servirle."

En 1946, ella aceptó a Cristo en su corazón. Un año más tarde, recibió el bautismo en el Espíritu Santo. Después de cinco años de noviazgo, se casó con Ignacio "Johnny" Ruelas, y ministraron primero en el área de la bahía de San Francisco y luego por muchos años en el Condado de Tulare, California. Johnny pasó a ser ministro de educación cristiana y pastor en varias iglesias en todo el área de la bahía y el valle de San Joaquín.

Teresa se graduó de LABI College y se convirtió en ministro de las AD. Durante décadas, se desempeñó como líder del Concilio Misionero Femenil hispano de las AD, líder de Ministerios de Jovencitas y Coordinadora de Arte para las Escuelas Bíblicas de Vacaciones. Ella y su esposo establecieron ministerios de la prisión y abrieron varias escuelas dominicales y ministerios de cuna en las iglesias antes de la muerte de Johnny.

"Mamá es una mujer muy dedicada a la oración, fe, y servicio," dice el mayor de sus tres hijos, Abraham, quien enseña historia en la Academia Patten para la Educación Cristiana en Oakland. "Ya sea las manualidades para la Escuela Bíblica de Vacaciones, liderar el Ministerios de Jovencitas, o ministrar a los indígenas de Oaxaca en las iglesias locales, mamá se entrega por completo. Ella siempre tiene un plan de acción y piensa en los pasos que deben lograrse para que el objetivo ministerial se cumpla."