El impacto de una invitación

Josh L. Johnson regresó a Arkansas en el 2,015 después de su quinta gira militar en el extranjero en seis años. Se estableció en una rutina nocturna de beber un quinto de whisky. Cuatro de las asignaciones militares habían sido en Kandahar, Afganistán, donde Johnson trabajaba como especialista en mecánica de aviones a reacción en el décimo noveno escuadrón de mantenimiento.

Cada vez que Johnson regresaba a la Base de la Fuerza Aérea de Little Rock después de transcurrir cuatro o seis meses este era un período difícil de ajuste con su esposa, Ashley, y su hijo, Kayden. Cuando Johnson regresó hace tres años, su suegro, Tom Bostian, le preguntó si podía llevar a Kayden que entonces tenía 5 años de edad a una iglesia local de las Asambleas de Dios en la ciudad cercana de Jacksonville. Aunque se consideraba un ateo, Johnson no hizo ninguna objeción. Ashley no había ido a la iglesia en años.

Johnson se dedicó a la carpintería como un pasatiempo, y Bostian le encargó que hiciera un marco de fotos como regalo para el pastor asociado de la iglesia. Le pidió a Johnson que se lo entregara un miércoles por la noche— justo antes del estudio bíblico. Johnson se sentó durante todo el estudio y comenzó a asistir a los servicios regularmente; Ashley también.

“Para ese tiempo yo era un alcohólico," recuerda Johnson, de 30 años. “Yo no era feliz a menos que estuviera bebiendo. Pero disfrutaba más pasando el rato con la gente de la iglesia que con mis amigos que bebían.”

Un año más tarde, Ashley se unió al equipo de alabanza y adoración y actuó en la obra navideña de la iglesia. En una invitación al altar en enero del 2,017, Johnson clamó al Señor por salvación y fue bautizado en el Espíritu Santo.

"La iglesia ha sido un catalizador para lo que el Señor ha hecho en mi vida," dice Johnson, quien terminó su carrera militar de 10 años en octubre del 2,018. Johnson, ahora un técnico de mantenimiento en una cadena de gimnasios, ha estado sobrio durante más de un año. También dice que el Señor lo liberó de fumar y masticar tabaco. Johnson ahora toca la guitarra en el equipo de adoración de Bethel Assembly.

Bethel está en las afueras de Jacksonville, una ciudad de 28,500 personas a solo 15 millas al noreste de Little Rock. Bethel casi se ha cerrado un par de veces en las últimas dos décadas. Cary Rosenbaum, que ha sido pastor por menos de cinco años, es el segundo pastor que ha servido por más tiempo en la iglesia de 77 años de existencia.

La asistencia se ha duplicado desde que Rosenbaum, 48, introdujo programas tradicionales de las Asambleas de Dios como el Ministerio Nacional Juvenil Bellas Artes, Prueba Bíblica para Jóvenes, y los Exploradores del Rey. Aún así, Rosenbaum pensó que Bethel se beneficiaría de participar en seminarios trimestrales de dos días de Hechos 2 La Jornada dirigidos por el Asistente Superintendente General de la AD Alton Garrison. Rosenbaum pasó por el proceso de Hechos 2 cuando asistía a la Primera Asamblea del Norte de Little Rock cuando Garrison pastoreaba en 1,995.

“Hechos 2 es muy preciado a mi corazón,” dice Rosenbaum quien es bivocacional y hace valoraciones de propiedades. “Funciona. Queremos ser una iglesia saludable, y no importa en qué etapa te encuentres, siempre hay espacio para el crecimiento.”

Rosenbaum y su esposa, Leann, habían servido antes como pastores infantiles en la Iglesia McArthur, una congregación de las AD en Jacksonville pastoreada por Marc Bateman la cual reúne a más de 700 personas con regularidad.

Leann, que es presentadora de programas de evasión de riesgos sexuales en las escuelas públicas, dice que Hechos 2 ha ayudado a los líderes laicos de Bethel a capturar un nuevo entusiasmo para el discipulado.

“Mucho de lo que aprendemos en Hechos 2 se aplica de forma práctica,” dice Leann. “La gente en la iglesia está entendiendo la dirección en la que vamos.”

R. Doug Smith, 51, es un síndico de Bethel y aprecia que Rosenbaum haya llevado a la iglesia a través del proceso de Hechos 2.

“Me gusta la forma en que nos dice que tenemos que ajustarnos con los tiempos, que no podemos seguir con los modelos antiguos de iglesia,” dice Smith, un mecánico jubilado de ingenieros de la fuerza aérea.