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Recuerdos mágicos

Las vacaciones de una madre desesperada se convierte en una transformación llena de Cristo.

Walt Disney llamó a su parque temático el lugar más feliz de la tierra. Diane R. Swan de Chambersburg, Pensilvania, está de acuerdo con eso pero no por razones de huida hacia el entretenimiento.

Walt Disney World es donde conoció a Jesús.

La vida de Swan había sido tan rebelde y destructiva en su adolescencia y a principios de sus 20 años, con el abuso de drogas y alcohol y promiscuidad, que su madre a menudo temía recibir una llamada diciéndole que su hija había sido encontrada muerta en una alcantarilla. En el 2002, Swan, de entonces 26 años, una madre soltera recién divorciada de dos niños pequeños, se sentía desesperada.

Insegura de cómo cambiar su vida, Swan solo sabía con certeza que quería ser una buena madre para Nicole de 6 años y Andre de 5. Pero al crecer en un hogar abusivo y destrozado, no sabía cómo. Entonces decidió que la mejor manera de ser una buena madre sería llevar a sus hijos a Disney World en Orlando.

"¡Es tan ridículo!," dice Swan. "Pero eso es lo que pensé."

Alistó a sus hijos y viajó a Florida. Mientras recorría un centro vacacional de Disney para una promoción de tiempo compartido, quedó fascinada con su guía, Steven Paul Gonzalez.

"Tenía tanta alegría y paz que salia de él," recuerda Swan. "Me dejó perpleja."

Ella finalmente preguntó. González le dijo que se sentía tan contento porque había entregado su vida a Cristo.

“Cuando escuché su historia y miré toda su alegría, todo lo que pude pensar fue:Si Dios pudo hacer eso por ti, me pregunto si lo haría por mí." dice ella. Ella quería lo que González tenía y admite que no le importaba lo que tenía que hacer para conseguirlo.

González llevó a Swan a su salvación en Cristo. Swan dice que ella también experimentó una transformación inmediata y radical.

"Nunca toqué otra droga o tuve más ganas de ese estilo de vida," dice ella. En ese vacío, ella dice que el Espíritu Santo la llenó de una paz desbordante. “Algunas personas dicen que es como un río. ¡El mío era como un géiser!"

Durante el resto de las vacaciones de Swan, González la discipuló y alentó a conectarse con una iglesia centrada en la Biblia. Tan pronto como regresó a Pensilvania, Swan llamó a Karen Winters, la antigua niñera de sus hijos a quien recordaba como cristiana. Winters la invitó a asistir a la Asamblea de Dios Betel en Chambersburg. Tan pronto como Swan entró en la iglesia, se sintió bienvenida.

"¡Quería decirles a todos los que conocía lo que Jesús había hecho por mí!," dice Swan.

Swan, de 43 años, ministro acreditado de las Asambleas de Dios a través de la Universidad Global, sigue tan agradecida como siempre. Ella ahora es oradora y miembro del equipo principal del Ministerio de Damas de la Red Ministerial PennDel. También dirige el Ministerio Siete Swans y trabaja como consejera cristiana profesional con licencia de Práctica Familiar Greencastle, donde se especializa en ayudar a las personas a curarse de sus abusos pasados, traumas, dificultades familiares y problemas de drogas y alcohol.

"Puedo ver por lo que estas personas están pasando y decirles que las entiendo," dice ella. "Yo he estado allí."

Kelly Kipe, la mentora espiritual de Swan quien junto con su esposo, Garry, pastorea la Asamblea Betel, atestigua la transformación de Swan.

"Dios claramente ha puesto su mano sobre su vida," dice Kipe. "Es emocionante ver a Diane entrar en lo que Dios ha creado para ella."

"Dios es tan bueno redimiendo cada parte de tu vida," dice Swan, quien está agradecida no solo por su salvación y nuevo propósito, sino también por su esposo de 15 años, Todd, así como por una familia compuesta de seis: Nicole, 23; Lexi, 23; Andre, 22; y las gemelas Isabella y Samuel, 14.

Diecisiete años después de esa cita divina en Disney, Swan ya no es la niña que su madre temía que moriría sola en una alcantarilla. Para ella, eso es un sueño hecho realidad.