Recogiendo una cosecha espiritual
Extendiendo una mano amiga a los trabajadores agrícolas migrantes en Colorado.
La vida del trabajador agrícola migrante ha sido descrita, no como un trabajo, sino como un concepto.Plantar, cuidar el cultivo y cosechar son trabajos extenuantes llenos de peligros, que van desde dolores de espalda crónicos hasta cáncer relacionado directamente a la exposición continua de químicos agrícolas. Las familias de los trabajadores suelen caer en el alcoholismo y la violencia doméstica. Por lo general, los trabajadores solo tienen una educación de escuela intermedia. El mínimo o ningún dominio del inglés limita sus opciones para ganar un salario más alto y asegurarse una vida mejor.Más de un cuarto de los habitantes de la ciudad de Center, Colorado, viven por debajo de la línea de pobreza. Se encuentra en la región agrícola rural del Valle de San Luis, de seis condados en el centro sur de Colorado, conocida por sus cultivos como la papa, la lechuga y la cebada. Cerca de un cuarto de siglo atrás, Raymond A. Hurtado dice que el Señor lo llamó a la zona para alcanzar a aquellos que estan en necesidad, no solo con el evangelio, sino también con ministerios diseñados para extenderles una mano amiga.
"Su mundo de oportunidad parece limitado, y esa es la lucha — para entender que la oportunidad está ahí si la persigues," dice Hurtado, de 50. Es el pastor asociado que, junto con su padre de 75 años, el pastor principal Raymond J Hurtado, ministra en la Asamblea de Dios de Monte Vista, a 20 minutos del Centro del Distrito Central de las AD.
Tanto el padre, que recibió la llamada para predicar en Nuevo México mientras era un pastor adolescente, como el hijo han trabajado ellos mismos en los campos y están íntimamente familiarizados con una vida difícil. Es por eso que se propusieron a dar una oportunidad a los trabajadores de la granja para escuchar del amor de Jesús y su alcance compasivo.
"Viniendo de estas raíces, entiendes la lucha y las necesidades," dice Raymond A. Hurtado. "Te ayuda a identificarte con lo que la gente está atravesando."Comenzó satisfaciendo la necesidad de residencias seguras y asequibles para los trabajadores migrantes. Cuando Hurtado llegó, encontró gente viviendo en viviendas destartaladas que típicamente carecían de electricidad y agua corriente. Vivienda para Trabajadores Agrícolas del Valle de San Luis, la cual recibe fondos federales, es una organización de base comunitaria. Hurtado es su director.
"Las condiciones de vida que tenían se habían prestado realmente para el crimen y la violencia," dice. "Siempre sentí que si las condiciones fueran mejores, la gente mejoraría a sí misma."Cualquiera puede acceder a lo que la iglesia ofrece en la comunidad, incluyendo el Banco de Alimentos Cuida y Comparte, un ministerio de pan, un armario de ropa gratis, y un ministerio de rehabilitación para aquellos que luchan contra las adicciones a las drogas o al alcohol.
"Los residentes son bienvenidos a satisfacer sus necesidades espirituales y físicas en la iglesia", dice Hurtado, señalando que los clientes de estos alcances y proyectos no están obligados a asistir a ningún servicio.La iglesia construyó recientemente un nuevo centro de culto. La asistencia en el Pre-COVID era de un promedió de 130.
En el campus de Vivienda hay un edificio utilizado para la educación federal de los migrantes y el programa preescolar Operación HeadStart, una empresa conjunta bajo los auspicios de un universidad comunitaria local. En afiliación con el Ejército de Salvación, Monte Vista AD también ofrece un programa de asistencia para el alquiler. La iglesia se asocia con la biblioteca pública local para animar a los padres a leer a los niños y viceversa. Además, el programa de vivienda para los trabajadores agrícolas ofrece instrucción en inglés como segundo idioma y ayuda con los tarea.
Además, Monte Vista AD es parte de la coalición de iglesias locales de migrantes. Hurtado estima que 550 personas son atendidas a través de la gama de programas de Monte Vista. Cada ministerio apunta a la meta de proporcionar lo que la gente necesita para mejorar sus vidas.
"Intentamos crear vías de oportunidad," dice Hurtado.
Carlos Ibarra y su esposa, Lupe, emigraron a la zona desde México cuando eran niños. Ibarra creció en un hogar cristiano, pero se alejó de Dios. Hoy, con la ayuda de la iglesia bajo el liderazgo de los Hurtados, Ibarra y su familia están caminando una vez más con Cristo.
"El ministerio en la congregación que tenemos es muy necesario," dice Ibarra, añadiendo que es discípulo del pastor principal Raymond J. Hurtado. "El es inquebrantable en el camino de seguir a Dios."