¿Cómo debemos responder a la Ley de Igualdad?
Mientras la Cámara de Representantes de los Estados Unidos envía la "Ley de Igualdad" al Senado, los líderes de las AD promueven la oración.
El 17 de mayo, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó la Ley de Igualdad a través de una votación de 236-173. El proyecto de ley modifica las leyes federales de derechos civiles para prohibir la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género en una amplia gama de categorías. Lamentablemente, esta ley está redactada de una manera que reduce seriamente la capacidad de que las organizaciones basadas en la fe y las personas vivan de manera coherente con sus sinceras creencias religiosas.¿Cómo deben responder los ministros, las iglesias y los ministerios de las Asambleas de Dios?
Primero, debemos aceptar incondicionalmente la Palabra de Dios como nuestra autoridad final. Como lo expresa el Artículo 1 de nuestra Declaración de Verdades Fundamentales: “Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son inspiradas verbalmente por Dios y son la revelación de Dios para el hombre, la regla infalible y autoritaria de fe y conducta.” La Palabra de Dios es la única fuente que no nos miente. Con respecto a la sexualidad humana, creemos que “el ideal coherente para la experiencia sexual en la Biblia es la castidad para aquellos que viven fuera de un matrimonio heterosexual monógamo y la fidelidad para aquellos que viven dentro de ese matrimonio.”
Segundo, siempre debemos mantener nuestras palabras y acciones sazonadas con el Espíritu de Jesús. Esto es cierto en todas las dimensiones de la vida, guiando en la forma de cómo ministramos a los demás y cómo hablamos en la plaza pública sobre los controversiales temas políticos y sociales. En cualquier momento en que los seguidores de Cristo recurran a los insultos, hostigamientos y odios, la difusión del evangelio se va a ver comprometida.
En tercer lugar, es absolutamente esencial que mantengamos el amor cristiano hacia todas las personas — especialmente hacia aquellas personas que están atrapadas en sus estilos de vida y preferencias las cuales creemos que son eternamente destructivas. Y el concepto bíblico del amor va más allá que las meras palabras e incluye acciones concretas. Nunca debemos olvidar que es por gracia que somos salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros, pues es don de Dios (Efesios 2:8).
Estos principios son ciertos y deberían guiar nuestro comportamiento, independientemente de que si la Ley de igualdad se convierta en ley. Sin embargo, a medida que el debate sobre este tema se traslada al Senado de los Estados Unidos, creemos que es importante hablar claramente sobre los aspectos del proyecto de ley que causan gran preocupación. Al consultar con los defensores de la libertad religiosa y litigantes, creemos que estos son los problemas fundamentales con la Ley de Igualdad que deberían llevarnos a oponernos a ella.
En la opinión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos sobre Obergefell, la cual creó un derecho constitucional para el matrimonio entre las personas del mismo sexo, el juez Anthony Kennedy tuvo cuidado de dejar en claro que quienes sostienen las opiniones tradicionales sobre la sexualidad humana no están involucrados en una discriminación injusta. En vez de eso, él escribió que tales puntos de vista pueden ser “sostenidos de buena fe por personas razonables y sinceras.” Luego enfatizó que aquellos que están obligados por la fe o la conciencia a objetar sobre las opiniones sociales de la evolución en la sexualidad humana deben recibir “la protección apropiada mientras tratan de enseñar los principios que son tan gratificantes y centrales para sus vidas y su fe, y para sus aspiraciones profundas de continuar la estructura familiar que han respetado por mucho tiempo.” No importa lo que cualquier persona piense sobre la opinión de Kennedy, él salió en defensa de un tipo de pluralismo voluminoso que es tan crítico para vivir pacíficamente en una sociedad diversa. De manera desacertada, la Ley de Igualdad levanta las advertencias de Kennedy sobre todas las personas. En cambio, establece una estructura legal que castigaría a las personas que simplemente desean vivir sus vidas y servir a sus comunidades de una manera coherente siguiendo sus sinceras creencias religiosas.
En la actualidad, cada acción federal que agobia sustancialmente la libertad religiosa está sujeta a la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa, que tiene un examen de control estricto que protege el ejercicio religioso de las personas e instituciones. La Ley de Igualdad elimina estas protecciones en sus disposiciones: “La Ley de Restauración de Libertad Religiosa de 1,993 ... no proporcionará una reclamo concerniente a, o una defensa a un reclamo bajo, un título cubierto, ni proporcionará una base para impugnar la aplicación o la ejecución de un título cubierto.” El resultado desmedido es que las áreas de la ley donde la invasión de la libertad religiosa es más probable que exista se conviertan también en áreas donde la libertad religiosa está menos protegida. Como señaló el erudito legal, Douglas Laycock, la Ley de Igualdad “no es un intento de buena fe para reconciliar intereses en conflicto. Es un intento de un lado para agarrar todo el territorio disputado y aplastar el lado opuesto.”
Algunos ejemplos muestran cuál es el caso de este proyecto de ley. El proyecto de ley incluye una nueva definición de "alojamiento público" que podría hacer que las iglesias estén sujetas a las regulaciones gubernamentales con respecto a la orientación sexual y la identidad de género. Los estados con leyes similares casi siempre dejan en claro que las iglesias que participan en ministerios, como asesoramiento pastoral o la distribución de alimentos, no se consideren alojamientos públicos sujetos a las leyes de discriminación. La Ley de Igualdad no ofrece tales garantías. Pero si las iglesias que participan en dichos ministerios se convierten en alojamientos públicos en lo que respecta a la Ley de Igualdad entonces no está claro que puedan continuar negándose a alquilar sus instalaciones para las bodas de las parejas del mismo sexo.
Bajo la ley federal actual, la mayoría de las pequeñas empresas que son propiedades de personas religiosas están excluidas de la definición de un alojamiento público. La Ley de Igualdad amplía dramáticamente los tipos de establecimientos considerados como alojamientos públicos y el ámbito de la conducta que se considera discriminatoria. Esto resultaría en obtener mayores esfuerzos para obligar a los abastecedores de bodas y a otros a que proporcionen servicios que violen sus sinceras creencias religiosas.
Los colegios religiosos educan a cientos de miles de estudiantes en los Estados Unidos y son ellos quienes desean un ambiente académico que apoye sus valores. En la actualidad, estas instituciones son libres de tomar decisiones de contrato y otras decisiones operativas que sostienen su misión religiosa, y este es un lugar común para que los estudiantes en estas escuelas hagan uso de sus préstamos y subvenciones estudiantiles federales. La Ley de Igualdad representa un ataque directo a todo esto. Para muchas de estas escuelas — incluidas las escuelas de la Alianza para la Educación Superior de las Asambleas de Dios — la incapacidad de que sus estudiantes participen en los programas federales de ayuda estudiantil impactaría dramáticamente su habilidad para seguir funcionando.
Bajo la Ley de Igualdad, a las organizaciones de servicio basadas en la fe — como las agencias de cuidado de crianza, los refugios de violencia doméstica y muchos otros — que reciben incluso una pequeña cantidad de fondos federales, se les requeriría adoptar las nuevas normas del gobierno en todas las partes en sus operaciones. Esto se aplicaría incluso a los servicios secundarios que son financiados privadamente. Una pequeña subvención de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias para ayudar a la misma a recuperarse de un desastre con el fin de que pueda volver a servir en su comunidad sería suficiente para activar las disposiciones de la Ley.
La Ley de Igualdad también amenaza los derechos de conciencia de los profesionales médicos en relación al aborto y a otros procedimientos médicos éticamente sensibles. Como señaló el Comité Nacional del Derecho a la Vida al oponerse a tal Ley, tal como está escrito, el proyecto de ley “se debe interpretar para crear un derecho al exigir el aborto de los proveedores de atención médica y destruir las protecciones de conciencia.” Ningún doctor, enfermero, o centro de cuidado de la salud debería enfrentarse a la sanción del gobierno por negarse a participar en la muerte de vidas humanas inocentes. (Lea más sobre la posición doctrinal de las Asambleas de Dios aquí).
Hasta la fecha, solo la Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha aprobado la Ley de Igualdad. Muchos observadores políticos expresan su confianza de que la legislación propuesta no será aprobada por el Senado. Pero el hecho de que 236 miembros de la Cámara votaron a favor de un proyecto de ley que plantea amenazas tan dramáticas para la libertad religiosa sirve como un claro recordatorio de que vivimos en tiempos difíciles, donde se requerirá diligencia para defender nuestros derechos más preciados.
En los próximos días, ¿te unirás a nosotros en oración?
• Ore por un despertamiento espiritual en nuestra nación para que las iglesias y la sociedad se acerquen a Dios y lo vean como la única solución para las necesidades que enfrentamos.
• Ore por los miembros del Senado de los Estados Unidos quienes revisarán este proyecto de ley, oren para que respeten el precedente muy bien establecido del libre ejercicio de la religión en nuestra nación.
• Oremos para que el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23) sazone nuestras palabras en la red y en los foros públicos a medida que abordemos estos temas críticos.
Que la Iglesia se levante para ser la sal y la luz que da vida la cual Jesús nos ha mandado a ser.