Una palabra que todos necesitamos
Nota del editor: El siguiente artículo es del Presbítero Ejecutivo del Área Central Norte de las AD, Bradley T. Trask. Es parte de una serie continua de artículos creados por los líderes ejecutivos de las AD.
Cuando un bebé empieza a caminar, sus primeros pasos suelen ir acompañados de expresiones faciales positivas, brazos extendidos y frases como "Tú puedes," de unos padres emocionados que participan activamente en los primeros pasos de su hijo. La mayoría de las veces, estos gestos positivos y las palabras de ánimo son correspondidos por el bebé cuando sonríe, grita y se tambalea hacia los brazos extendidos.
La práctica del estímulo no termina después de estos primeros pasos, sino que continúa dentro de hogares saludables a medida que el niño crece y madura. Los reportes de notas se colocan en los refrigeradores, los trofeos se exhiben en las estanterías en reconocimiento de los éxitos en las áreas de fortaleza o interés, y se intercambian saludos, abrazos, y gritos de alegría cuando los niños ganan un puesto en un equipo deportivo.
Sin embargo, la motivación no se limita a una edad demográfica específica. Todos nosotros necesitamos estímulos a lo largo de nuestra vida. Tristemente, a veces, las sonrisas, los gritos de placer y los brazos extendidos son reemplazados por personas que parecen tener más intención de señalar fallas en vez de animarnos. El autor Jim Burns escribió en su libro, The Youth Builder, “Por cada comentario crítico que recibimos, se necesitan nueve comentarios afirmativos para igualar el efecto negativo en nuestra vida."
Una persona que no sólo entendió el concepto de estímulo, sino que lo modeló a lo largo de su vida, fue el entrenador de baloncesto John Wooden. Wooden fue entrenador de baloncesto de la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA) desde 1948 hasta 1975. En un sorprendente tramo de 12 años al final de su carrera como entrenador, llevó a sus equipos a los campeonatos nacionales en 10 ocasiones. Cada año, Wooden enfatizó a sus jugadores la importancia del estímulo, ademas de enseñarles habilidades relacionadas con el baloncesto. Lo hizo pidiéndole al jugador que encestaba que sonriera, guiñara un ojo, asintiera con la cabeza o señalara al jugador que le había pasado el balón.
Una vez, le explicó esta estrategia a un estudiante del equipo de primer año que preguntó: "Pero entrenador, ¿y si no está mirando?"
Wooden respondió: “Te garantizo que estará mirando.” Wooden tenia razón. La gente estaba mirando.
Uno de los apóstoles del Nuevo Testamento que encarna este concepto fue apodado Bernabé, que significa “Hijo de Consolación” (Hechos 4:36). Las Escrituras registran que Bernabé vivió un estilo de vida de estimulo:
- Bernabé vendió una propiedad para ayudar a los necesitados (Hechos 4:37) cuando la Iglesia Primitiva carecía de recursos económicos.
- Saulo finalmente fue acogido en algún momento después de su conversión por la Iglesia Primitiva debido a que Bernabé avalara por él y la autenticidad de su conversión (Hechos 9:27).
- Bernabé jugó un papel decisivo en el primer siglo en ciudades como Antioquía cuando fue enviado por los apóstoles. Aunque era una ciudad rica y magnífica, Antioquía también era extremadamente malvada. Muchos atribuyen el cambio en Antioquía a la habilidad de Bernabé para ver los desafíos del pasado y creer que ocurrirá una transformación como se evidencia en Hechos 11:24-25. Debido a su estimulo, “una gran cantidad de personas llegaron al Señor.”
- Dentro del Libro de los Hechos, Pablo y Bernabé tuvieron un fuerte desacuerdo con respecto a un joven llamado Juan Marcos que los había acompañado previamente en un viaje misionero. Durante este tiempo de disputa, Bernabé — a pesar de las deficiencias de Juan Marcos la primera vez — creía que este joven merecía un "oportunidad." Pablo no podía ver el valor de incluir a Juan Marcos en un segundo esfuerzo misionero. Y como los dos se separaron debido a sus diferencias, Bernabé ministró con Juan Marcos (Hechos 15:39).
Independientemente de la edad, género, o el contexto histórico, creo que los estimuladores poseen un paradigma que incluye, entre otros, el siguiente axioma:
- Un reconocimiento de que cada uno de nosotros es responsable de estar dentro del contexto que Dios nos ha puesto como un estimulador que tiene la intención de desarrollar un estilo de vida que anima a los demás, se extiende a rehacer sin dudar y entiende que el sacrificio es normal.
Desde nuestros primeros pasos hasta nuestros últimos pasos, es crucial desarrollar patrones y prácticas dentro de nuestras vidas relacionadas con el estímulo. Entonces, ya sea que estire los brazos, sonría, guiñe un ojo, asienta con la cabeza o tal vez reciba un apodo, recuerde la importancia del estimulo. Es una palabra que todos necesitamos escuchar.