Un faro en el Medio Oeste
Muchas personas que pasan por la autopista 65 en Springfield, Missouri se sorprenden al ver un pequeño faro. Aunque no hay una gran masa de agua cerca, este faro se asienta en la propiedad de El Faro Asamblea de Dios. Así como la luz de los faros trae a los barcos a puerto de manera segura e indica la dirección que deben seguir, la iglesia El Faro, que celebró su 34 aniversario hace solo unas semanas, indica a todos el camino de salvación.
Daniel Feliciano y su esposa, Gloria, fundaron El Faro para alcanzar a las familias hispanas en Springfield. La iglesia comenzó a reunirse en la casa de Ramón y Delia Claudio en 1989. En ese momento, solo había unas pocas familias hispanas dispersas en el área, por lo que no podían imaginar cuántas vidas impactaría algún día su elección.
A medida que aumentó la población hispana de Springfield, también aumentó la asistencia a El Faro. A lo largo de los años, la congregación se mudó por varios lugares hasta que pudo adquirir su propio edificio en el este de Springfield. Dos personas cruciales para la compra del edificio fueron Thomas Trask, entonces superintendente general de las Asambleas de Dios, y el pastor de la congregación en ese momento, Efraim Espinoza.
La pequeña congregación se enfocó en alcanzar a la comunidad de varias maneras, incluida la visitación a la Prisión Federal que se encuentra en la ciudad. Estas actividades ayudaron a capacitar a una nueva generación de líderes, pastores y misioneros, algunos de ellos estudiantes del Central Bible College (ahora parte de Evangel University).
«El Faro se ha caracterizado por su hospitalidad, con sus puertas y corazón abiertos a los estudiantes universitarios que llegan cada año y a la diversa comunidad que se acerca para conocernos», dice Patricia Figueroa, actual pastora. «Hemos querido, de manera intencional, mantener el español como principal idioma de comunicación, lo que siempre atrae a personas angloparlantes que desean tener la experiencia de inmersión en la lengua y cultura hispanas».
Patricia y su esposo, Nelson, llegaron a El Faro en 2015 en medio de una transición para unirse a su hija que estudiaba en Evangel.
«Como acostumbrábamos llegamos para servir en lo que se requiriera de nosotros», dice Figueroa. «Pero el Señor tenía planes diferentes que no imaginábamos». Los pastores Luis y Rosa Rojas tuvieron la confianza de impulsarnos al ministerio pastoral luego de estar en la iglesia por 6 años.
Según Figueroa, la iglesia desea servir y alcanzar Springfield y al mismo tiempo permanecer fiel a sus valores: oración ferviente, una cultura hospitalaria, alcance efectivo, discipulado intencional y familias saludables.
«Como pastora he podido apreciar el mover del Espíritu Santo en nuestro medio, guiándonos primero a “echar raíces profundas en el amor de Dios” (Efesios 3:17, NTV). La visión que hoy nos ha dado Dios tiene su base en nuestro nombre, El Faro, y en las palabras de Isaías 60:1 "Levántate, resplandece"», dice Figueroa.
Si algo ha demostrado la iglesia es que la ubicación es irrelevante si es Dios quien ha abierto las puertas. El faro ha sido una iglesia de encuentro y desarrollo para líderes y misioneros hispanos, principalmente a América Latina.
Hoy en día asisten a El Faro personas de diversas nacionalidades, y aunque el español es el idioma oficial, también asisten muchos angloparlantes, que aprovechan los servicios de traducción que se brindan. Esto ayuda a la iglesia a mantener a las familias unidas a pesar de las diferencias idiomáticas y a continuar con la tradición de atraer a los perdidos.