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El bautismo en el Espíritu Santo es para los niños

Dick Gruber es especialista en niños ofrece ideas útiles sobre cómo presentar, explicar y guiar a un niño al bautismo en el Espíritu Santo.

NOTA DEL EDITOR: Este artículo apareció por primera vez en la revista Pentecostales.

En los últimos cuarenta años he enseñado y guiado niños al bautismo en el Espíritu Santo. Si hay algo que he aprendido es que «los niños necesitan el poder de Dios más que nunca, ¡hoy mismo!». Así que ¿por qué esperar hasta el campamento de niños para darles la oportunidad de que reciban la plenitud del Espíritu de Dios? Usted puede guiarlos a esta experiencia hoy mismo.

LOS NIÑOS Y EL BAUTISMO
En Marcos 1:8, Juan el Bautista dijo: «Yo los bautizo con agua, ¡pero él los bautizará con el Espíritu Santo!». Jesús dijo en Hechos 1:5: «Juan bautizaba con agua, pero en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo». ¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo? Para ayudar a los niños a entender y recibir, primero hablo de lo que no es esta experiencia.

El bautismo del Espíritu Santo es:
No es lo mismo que salvación. Es un don separado y único que sigue a la conversión (Hechos 19:1–6).

No es solo para los adultos. Este poder es para todos los creyentes (Hechos 2:39).

No es natural. Es una experiencia sobrenatural. A un niño no se le puede enseñar a hablar en lenguas. Jesús es el Bautizador (Lucas 3:16; Hechos 1:4-8).

No fue solo para los tiempos bíblicos. Esta experiencia es para hoy (Hechos 2:39).

No es una experiencia donde las lenguas son opcionales.
Los bautizados en el Espíritu recibirán poder y un lenguaje de oración. Los niños aprenden de los adultos y a menudo oran para recibir el don de hablar en lenguas. Anímelos a orar por el Espíritu y el poder de Dios. Las lenguas vendrán (Hechos 1:8; 10:44-47).

No es una señal de que has llegado. El bautismo en el Espíritu Santo es un comienzo. El contenido de Hechos ocurrió después de Pentecostés. Los discípulos oraron varias veces para pedir más del Espíritu de Dios (Hechos 2:4; 4:31).

No da miedo. Dios no hará nada que asuste a un niño. He descubierto que una vez que los niños superan el miedo
de lo desconocido para ellos es fácil ser llenos hasta rebosar con el Espíritu (2 Timoteo 1:7;
1 Juan 4:16-18).

Al orar con los niños por el bautismo en el Espíritu Santo:

Deje que se acerquen a Jesús. Orar nunca debe ser forzado, apresurado o confuso. Cuando los niños expresen el deseo de recibir, ore.

Escúchelos. A menudo, un niño tendrá peticiones urgentes de oración que son más importantes para él que ser lleno del Espíritu. Escuche y ore primero por esas necesidades. Luego ore para que reciban este don.

Deje que Jesús sea el Bautizador. Sus gritos, su agitación o exageración nunca serán suficientes para que Dios se mueva más rápido en la vida de un niño, así que relájese. Confíe en que Dios sabe exactamente cuándo cada niño está listo para recibir el poder del Espíritu Santo. Muéstrese dispuesto para animarlo y bendecirlo.

Ámelos. Dedique tiempo a infundir ánimo y mostrar amor a los niños que aún no han sido bautizados en el Espíritu. Es muy importante que los niños y niñas que se levantan del altar después de haber orado un tiempo prolongado, sin resultado aparente, sean alentados a creer que deben seguir en la búsqueda de esta experiencia hasta que suceda (Lucas 11:13).

Reserve momentos en los cultos de niños para enseñarles sobre el bautismo del Espíritu Santo y orar por ellos. El programa saludable para los niños debe incluir con regularidad oportunidades de que entren en la presencia de Dios y busquen más de su Espíritu.