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Un enfoque cristiano de la política y las redes sociales

Una conversación sobre el consumo saludable de las redes sociales y la participación cristiana.

Durante la campaña presidencial de 2016, un pastor le preguntó a Richard Mouw, expresidente del Fuller Theological Seminary, cómo podía ayudar a su iglesia a lidiar con las fuertes pasiones que se prendían debido a los temas y candidatos. Mouw tenía malas noticias para el pastor: era demasiado tarde. Le enseñas a tu gente cómo lidiar con las pasiones políticas antes de que comience la temporada electoral, antes de que sus emociones se exacerben tanto que no puedan escuchar lo que estás diciendo.

La historia la narró el Dr. Allen Tennison, asesor teológico de las Asambleas de Dios. En los años de elecciones generales, las opiniones políticas que se han cocinado a fuego lento a lo largo del tiempo y al final llegan a un punto de ebullición. Dividen a las familias, a los amigos e incluso a las iglesias. Es por eso que Tennison, de 51 años, sabe que las próximas elecciones no solo serán acerca de votar por un presidente, también de cómo se comportan los cristianos en el proceso, especialmente en las redes sociales.

Es fácil ver por qué. El parloteo constante en Facebook, Instagram, X y otras plataformas es un caldo de cultivo natural para opiniones enfrentados sobre la política. Mark Forrester, director de comunicaciones y relaciones públicas del Concilio General de las Asambleas de Dios, fue testigo de esto en 2018. En su artículo «Frente a la hostilidad», escribió: «Algunos usuarios de las redes sociales parecen decididos a vivir en un estado perpetuo de conflicto, y prosperan con la energía del debate».

Forrester, de 43 años, reflexiona sobre esa afirmación en la actualidad. «En pocas palabras, cuanto más tiempo pasas en una determinada plataforma de redes sociales, más dinero ganan. Los usuarios tienden a ver contenido con el que interactuarían o dedicarían más tiempo. Desafortunadamente, esto conduce a un enfoque insular del consumo de medios que, con el tiempo, tiende a polarizar a las audiencias y devaluar otros puntos de vista».

Forrester escribió su artículo para ayudar a los creyentes a evangelizar en el ambiente hostil de las redes sociales. Pero ahora muchos cristianos se han convertido en parte de esa hostilidad, ventilan sus convicciones políticas en el poder de la carne en vez de con el fruto del Espíritu.

¿Por qué tanta emoción y por qué nos divide?

Para explicarlo, Tennison se remonta a James Madison. En El Federalista (1788), Madison escribe que la humanidad está impregnada de pasiones humanas que nos han dividido en partidos y nos han inflamado con una «animosidad mutua». Estas pasiones nos impulsan a oprimirnos unos a otros, en vez de trabajar por el bien común.

Aunque esta separación no es nueva en la política estadounidense, el auge de las redes sociales la ha empeorado.

Tennison aclara lo que sucede. «Las redes sociales están impulsadas por algoritmos que están diseñados para la indignación. Así que lo que llega a través de nuestras redes son las cosas que nos enfurecen porque eso mantiene nuestros ojos pegados a la pantalla».

Las cosas que nos enfurecen nos llevan con más profundidad a los confines de nuestra «tribu política», como dice Tennison. No confiamos en nadie que no comparta nuestras creencias.

Lo que alarma a Tennison es que muchos creyentes siguen este patrón. Son discipulados más por las influencias externas a la iglesia que por las internas de la iglesia. En vez de las Escrituras, las redes sociales o las noticias dan forma a su manera de pensar.

Lo peor es que los creyentes han caído presa de la idolatría en sus posiciones políticas. Los buenos valores que defienden han adquirido un estatus sagrado, hasta el punto que reemplazan a Dios en el trono. Tennison dice que cuando esto sucede, «termino adorando en el altar de lo bueno en vez de en el altar de Dios».

En este entorno, la ideología de un partido político se convierte en todo, y los cristianos se sumergen en los debates de las redes sociales para defenderla.

«Convertimos cada voto político como si fuera una batalla cósmica entre el bien y el mal», dice Tennison. «Y si la persona equivocada gana, es como si el universo se hubiera puesto del lado del mal. Tratamos cada lucha política como si fuera de alguna manera escatológica. Así es la política que se convierte en religión».

¿Es demasiado tarde para que los creyentes silencien sus pasiones políticas en esta temporada electoral? Esperemos que no. Pero requerirá decisiones difíciles.

Tennison explica: «El problema todavía se reduce a lo que elegimos consumir, Elijo consumir cosas que me mantienen enojado. Elijo consumir cosas que mantienen mi desconfianza. Elijo consumir cosas que, en cierto sentido, no me llevan a tener una paciencia o bondad semejante a la de Cristo para con otras personas».

Continúa: «Tan pronto como reconozco lo que estoy consumiendo, lo que estoy poniendo frente a mí, en lo que me voy a la cama pensando, ¿se me hace más difícil actuar como Jesús?»

Si la respuesta es sí, puede ser hora de que los creyentes limiten la exposición a las noticias negativas que sintonizan. También puede ser el momento de ayunar en las redes sociales o de dedicar menos horas a ellas. Todos pueden seguir el consejo de Forrester: «Ora antes de publicar».

En definitiva es un buen momento para consultar con el Espíritu Santo. Tennison explica: «Tenemos que decir: Espíritu Santo, Tú eres el que está produciendo fruto dentro de mí. Quiero cooperar contigo y no luchar contra ti en todas estas cosas».

Forrester es más específico, y dirige a los creyentes a Gálatas 5 para asegurarse de que sus palabras estén llenas de fruto espiritual: «¿La publicación que estoy haciendo muestra amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre o templanza? O, como advierte el versículo 26, ¿son mis publicaciones vanagloriosas, provocadoras o envidiosas?»

Antes de que las pancartas de los candidatos aparezcan en el paisaje, los cristianos pueden asegurarse de reflejar la imagen de Cristo en el caos de las redes sociales.

«El punto no es que todos tengamos que estar de acuerdo en todo», nos recuerda Tennison. «El punto es que tenemos que aprender a estar en desacuerdo de una manera que aún honre a Dios».

Sherri Langton

Sherri Langton, editora asociada de la revista Bible Advocate y la revista electrónica Now What?, es una escritora independiente cuyo trabajo ha aparecido en Enfoque a la familia, Decision, Upper Room, Today's Christian Woman y otras publicaciones. Langstone, que vive en Denver, también ha contribuido a compilaciones de libros.