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Un padre como Abraham

El ex superintendente de la Red de Ministerios de Michigan, Bill Leach, comparte consejos y aliento para los padres.

Nota del editor: William "Bill" F. Leach se desempeñó como pastor y luego como superintendente de la Red de Ministerios de Michigan de 1988 a 2015. Fue el pastor y mentor durante la infancia del ahora superintendente general Doug Clay.

Vengo de una familia disfuncional. Mientras estaba en la escuela primaria en Schenectady, Nueva York, la esquizofrenia paranoide de mi padre abusivo lo llevó al hospital psiquiátrico estatal de Nueva York. Nunca volvió a casa.

Pero Dios movió a una de las colegas maestras de escuela de mi papá a ayudar a mi mamá que padecía una enfermedad crónica a criarnos a mis hermanos y a mí. Irene nos invitó a la pequeña iglesia de las Asambleas de Dios a la que asistía. Ella nos guio a todos a Cristo.

Y Jesús lo cambió todo.

Él me llamó al ministerio durante el campamento de las Asambleas de Dios de Mountain View en Nueva York.

Después de graduarme de Central Bible College, el director de Detroit de Adult & Teen Challenge (ATC, por sus siglas en inglés) me invitó a unirme a su personal. Un domingo, el director de ATC me pidió que predicara un mensaje en Bethany Assembly en Adrian, Michigan.

Art Clay, el pastor de Bethany, me pidió que me uniera a su personal y a finales de 1971, mi esposa Marilynn y yo llegamos para servir como pastores de jóvenes.

El 2 de febrero de 1972, el hermano Clay sufrió un ataque cardíaco fatal, dejó atrás a su esposa, Audrey, y a sus tres hijos.

Yo sabía lo que era crecer sin un padre. Marilynn y yo nos comprometimos a hacer todo lo posible para apoyar a la hermana Clay, a su hija Debbie y a sus hijos Rich y Doug, que solo tenía 9 años.

Las familias Clay y Leach se fusionaron como una sola. La hermana Clay se unió oficialmente al personal de Bethany como directora de música a tiempo completo. Marilynn y yo asistíamos a los partidos de fútbol y baloncesto de Rich y Doug. Disfrutábamos de los días festivos juntos.

El Señor llamó a Doug Clay al ministerio cuando era un adolescente. Hoy es superintendente general de las Asambleas de Dios.

En mi papel de padre de mis propios hijos, Bradley y Betsy, veía a Abraham como la imagen por excelencia. Dios fundó a Israel y formó la iglesia sobre él y prometió hacerlo padre de muchas naciones. Dios vio en él a un hombre en el que podía confiar para inculcar en sus hijos el amor, la fe y la confianza en Dios para que lo siguieran por las generaciones venideras. Dios dijo que la paternidad de Abraham sería tan ungida que, a través de ella, todo el mundo sería bendecido.

Su paternidad funcionó.

En Génesis 22, cuando Dios le ordenó a Abraham que ofreciera a Isaac como sacrificio, no solo obedeció, sino que Isaac también participó de manera voluntaria. Los padres necesitan inculcar en sus hijos la creencia de Abraham de que vale la pena confiar en Dios.

Mi mamá operaba una guardería en nuestra casa cuando yo era niño, y la ayudé desde una edad temprana con tareas como alimentar a los bebés, cambiar pañales, mecerlos para que se durmieran, cantar Cristo me ama, bien lo sé. También disfruté hacer eso por mis propios hijos.

A medida que crecían, nos encantaba jugar videojuegos, juegos de mesa y de cartas.a Eran atletas y participaban en los programas de niños y de jóvenes de las Asambleas de Dios, incluidos Royal Rangers, Ministerio a las Jovencitas, Bellas Artes y la competencia bíblica para jóvenes. Me encantó en especial verlos crecer en el discipulado y desarrollar amor por la lectura de las Escrituras.

La Biblia está llena de instrucciones para los padres. Deuteronomio 6:1-9 llama a los papás a enseñar de manera constante y diligente a sus hijos la ley de Dios, a hablar con ellos acerca de la Palabra durante todo el día. Efesios 6:1-4 guía a los padres a tratar bien a sus hijos y criarlos con la disciplina e instrucción de Dios.

Los desafíos de ser padre han cambiado a lo largo de los años. Nuestra cultura actual tiene un cinismo sobre la masculinidad y lo que se supone que debe ser un hombre. A medida que la paternidad se devalúa, los hombres jóvenes pueden sentir que son más el problema que la solución.

La mejor manera de proporcionar formación espiritual a sus hijos es por medio de la experiencia personal. Se capta antes de que se enseñe. La mayoría de los padres jóvenes nunca fueron discipulados por sus propios padres o por otro hombre importante en su vida. Como resultado, luchan por encontrar confianza para guiar en lo espiritual a sus propias esposas e hijos.

Las redes sociales aumentan la presión sobre los padres jóvenes para mantenerse al día, lo que a veces lleva a llenar sus agendas con actividades que dificultan estar presentes con sus hijos. Si a esto le añadimos la necesidad de proteger a sus hijos contra las amenazas digitales y los problemas de salud mental, la tarea puede parecer abrumadora.

Haz todo lo que puedas para construir su autoestima, haz que tu hogar sea lo más feliz posible, comentándolos en amar a Dios y prepararlos para la vida. Diles que están dotados y llamados y que pueden hacer cualquier cosa que Dios les llame a hacer. Animalos a tomar riesgos y a dar un paso de fe para darle y servirle.

Sin embargo, uno de los mejores regalos que puedes hacer a tus hijos es tener un matrimonio sano. Invierte en el tuyo. Un matrimonio sólido también ayuda a facilitar la transición al nido vacío, al igual que cultivar pasatiempos, intereses y amistades. Busca oportunidades ministeriales a través de tu iglesia y más allá.

El Señor siempre comenzaba su obra con descanso y reflexión. Del mismo modo, debemos incorporar el sábado en nuestra vida.

Dios les dio a los padres la asombrosa responsabilidad de guiar a sus familias para que puedan construir legados que lleguen a las generaciones futuras, para que a través de su liderazgo todo el mundo sea bendecido, al igual que con Abraham.

Este Día del Padre, dondequiera que te encuentres en el recorrido, el mismo Dios de Abraham está contigo, te empodera con su amor mientras levantas a la próxima generación de discípulos.