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Pastores emergen de una lucha casi fatal con el COVID-19

Rafael Olavarria y David Mercado se recuperan milagrosamente después de que los médicos dijeran que no tenían ninguna posibilidad de sobrevivir.

La segunda de dos partes.

Rafael Olavarria comenzó a sentirse mal poco después de ir de compras el 16 de marzo en una tienda de Walmart cerca a su casa en Allentown, Pennsylvania. No se mejoró en los días siguientes, y su hija menor, Stephanie Olavarria-Padin, insistió en llevarlo a un hospital local el 27 de marzo.

Al ser admitido, Olavarria tenía una temperatura de 104 grados. Después de una serie de pruebas, el personal médico confirmó que Olavarria había dado positivo con el nuevo coronavirus, que en marzo golpeó el noreste de los Estados Unidos como epicentro de la pandemia. Durante los últimos 37 años, Olavarria ha sido pastor de la Iglesia Misionera, la iglesia hispana más antigua de las Asambleas de Dios en Brooklyn, Nueva York, que data de 1922. El hace un viaje semanal a Brooklyn donde tiene un apartamento.

Después de la noticia de su diagnóstico, Olavarria, que cumple 76 años el 28 de julio, no recuerda mucho de los siguientes 77 días que pasó hospitalizado. Experimentó un fallo renal, se sometió a diálisis, tenía un coágulo de sangre en la pierna y necesitaba una transfusión de sangre. Tuvo que usar dos veces un desfibrilador para que su corazón siguiera bombeando.

Pasó un mes intubado en estado de coma inducido. A pesar de recibir altos niveles de oxígeno a través de un ventilador, no mostró señal de mejoría.

Los cinco hijos de Olavarria — Rafael Jr., Angel, Deborah, Mary y Stephanie — no pudieron visitar en persona a su padre en cuarentena. Diariamente tomaban medidas proactivas para mantenerse en contacto por teléfono con los médicos y enfermeras. Luego los hijos se reunían en Zoom para discutir las opciones del tratamiento. La esposa de Olavarria por 48 años, Rosita, también se involucró en las decisiones médicas.

Los médicos decidieron desconectar todos los tubos para ver si Olavarria respondía. Sospechaban que estaría muerto en 48 horas si no mostraba ningún progreso.

El equipo médico sugirió la última posibilidad de realizar una traqueotomía en Olavarria, pero pensaron que él podría estar demasiado débil para sobrevivir a la cirugía. Y aunque lo hicieran, no podían garantizar que lo ayudaría. Los hermanos aceptaron la cirugía, que no trajo ningún alivio inmediato. Sin embargo, los hijos sabían que tenían que seguir insistiendo.

"No es que los médicos y enfermeras se dieron por vencidos, sino que se estaban enfrentando a la realidad," dice Stephanie, de 32 años. "Mucha gente de su edad se estaba muriendo y él tenía problemas subyacentes." En el 2017, Olavarria recibió el diagnóstico de un cáncer de próstata muy agresivo. Después de la cirugía al extirparle la próstata, quedó libre de cáncer.
Con su padre cerca de la muerte del COVID-19, los hijos de Olavarria —todos ellos cristianos— convencieron a una enfermera de mantener un teléfono al oído de su padre mientras oraban por él. Olavarria, aún en coma, abría sus ojos durante la oración.

Al día siguiente, los hijos volvieron a suplicar a las enfermeras que le permitieran a su padre escuchar sus oraciones hacia él.

"Escuché las oraciones, muy lejos," recuerda Olavarría. A partir de ese momento, empezó a mejorar gradualmente. Se sometió a una terapia para poder volver a hablar porque su esófago se había inflamado por haber estado intubado tanto tiempo. También tuvo que aprender a sentarse, caminar y a tragar una vez más. Había perdido fuerza en sus brazos y piernas por haber estado en cama.

Al salir del hospital, pasó otros 13 días en un centro de rehabilitación antes de ser enviado a casa el 11 de junio. Su última sesión de terapia en casa sucedió el lunes.

"¡Los médicos no pueden explicar cómo sobreviví!" exclama Olavarria. "Pero sirvo a un Dios fuerte y poderoso que nunca me dejó solo."

OTRA SANIDAD MILAGROSA
Olavarría también atribuye las oraciones organizadas por el Superintendente del Distrito Hispano del Este Manny A. Álvarez Sr.— quien soportó su propio, menos severo combate con el COVID-19 — y la directora de misiones del distrito Jacqueline Toro.

Toro publicó diariamente en Facebook peticiones de oración para Olavarria y otro pastor de larga trayectoria en el distrito, David Mercado, un miembro fiel del Tabernáculo de Coney Island en Nueva York por 49 años.

"Conozco bien a estos pastores desde mi adolescencia," dice Toro, de 57 años. "Ambos terminaron en los hospitales más o menos al mismo tiempo en situaciones extremas. No se les dio ninguna esperanza para sobrevivir."

Mercado, de 75 años, ha estado en un centro de rehabilitación por 19 días después de 88 días de hospitalización. Todavía no puede tener contacto personal con sus familiares.

"Esta ha sido una batalla espiritual muy fuerte," dice la hija de Mercado, Genie Torres, quien inicialmente lo llevó a un hospital de veteranos después de que exhibiera los síntomas del COVID-19. Mercado es un veterano del ejército de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam. "Teníamos un ejército de gente orando, ayunando, y batallando."

Torres llamaba al hospital cada mañana y noche para hablar de la condición de su padre con los médicos. Los médicos llamaron repetidamente a Torres para decir que su padre, bajo coma inducida, estuvo a punto de morir debido a múltiples fallas en los órganos, incluyendo pulmones inundados de líquido y riñones que no funcionaban. Se sometió a una traqueotomía y a una cirugía para eliminar los fluidos después de entrar en shock séptico. Torres ha estado tomando decisiones médicas con su madre, Rosita Mercado.

Un médico que ofreció sus servicios en el centro médico que estaba saturado de pacientes descartó la idea de que la oración pudiera salvar a Mercado.

"Nos dijo que estaba prácticamente en muerte cerebral," recuerda Torres, de 42 años. "Ella se mantuvo firme para que tomáramos la decisión de desconectarlo. Pero no íbamos a rendirnos mientras hubiera alguna esperanza de supervivencia."

A pesar de las innumerables complicaciones y el sombrío panorama, el Dr. David Lee invirtió tiempo en tratar de ayudar a Mercado a recuperarse. Escribió una nota en un cuaderno a Mercado: Si quieres ver a tu familia entonces parpadea o trata de mover tu cabeza. Mercado hizo ambas cosas.

Lee llamó a Torres, que vive en Staten Island, inmediatamente.

"Dijo: 'No dejes que nadie te diga que la mente de tu padre se ha dañado; su cerebro está intacto,'" recuerda Torres, quien también se recuperó del coronavirus. Pronto, Torres comenzó a tener conversaciones de FaceTime con su padre hospitalizado. Mercado se ha basado en su pasaje favorito de la Biblia, Isaías 59:19. "Cuando el enemigo venga como río, el Espíritu del Señor levantará bandera sobre él."

Toro, cuyos recordatorios diarios en las redes sociales instaban a orar por Mercado y Olavarria, cree que al movilizar al pueblo de Dios se marcó la diferencia. Recibió notificaciones de personas desde Cuba hasta Sudáfrica diciendo que no habían dejado de orar.

"Es como si estos pastores hubieran regresado de la muerte," dice Toro, que también se recuperó del COVID-19. "Sobrevivir en una ciudad donde los hospitales están llenos, donde tanta gente ha muerto, es un milagro."

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Foto principal: Rafael Olavarria (con camisa blanca a rayas) agradece las oraciones de sus cuatro hijos que viven en Pensilvania (de izquierda a derecha: Deborah, Rafael Jr., Stephanie y Angel).

La foto de abajo Genie Torres (derecha) tiene una videollamada con su padre hospitalizado, David Mercado.

John W. Kennedy

John W. Kennedy se desempeñó como editor de noticias de AG News desde sus inicios en 2014 hasta su jubilación en 2023. Anteriormente pasó 15 años como editor de noticias del Pentecostal Evangel y siete años como editor de noticias en Christianity Today.