Una pistola defectuosa lo lleva a Cristo
Javier Torres, miembro de una banda del norte de California, había decidido acabar con la vida de alguien, pero el incidente resultó ser el catalizador de una nueva vida en Cristo.
En el 2016, a los 29 años, Torres había estado involucrado en pandillas casi la mitad de toda su vida. Un día, una banda rival invadió el territorio de su grupo, lo que dio lugar a una pelea callejera.
"Con la intención de matar con el fin de demostrarme a mí mismo, a mis amigos, y proteger a uno de ellos de ser apuñalado, tiré de mi .357 Smith & Wesson Magnum hacia mi rival y apreté el gatillo seis veces, pero no salió ninguna de las balas," recuerda Torres, de 35 años. "Todo lo que escuché fueron seis pequeños clics en el tambor."
El episodio lo desconcertó, y su pandilla mexicana huyó de la escena.
"Cuando llegamos a nuestro escondite, uno de mis compañeros me arrebató la pistola y la revisó," cuenta Torres, cuyo padre también había sido miembro de una banda durante su infancia. "Me miró y dijo: Fue Dios. Las balas estaban todavía intactas dentro del arma."
En lugar de volverse a Dios, la experiencia discordante hizo que Torres se volviera a la cocaína por tres meses. Con el alma revuelta, esperaba morir de una sobredosis. Pero un día no pudo hacerse con la sustancia adictiva.
"Finalmente me levanté y dije, Dios, si me ayudas a salir de este dolor y daño, quiero una nueva vida," recuerda Torres.
Esa misma semana, dos vecinas le invitaron a ir con ellas a la Iglesia Comunitaria Vida en Fair Oaks, California.
Torres aceptó con nerviosismo la invitación para asistir a la iglesia, que en esos momento celebraba servicios especiales por una semana. Allí aceptó a Jesús como Salvador y posteriormente abandonó la banda.
Durante uno de los servicios, Torres llegó al altar. El evangelista ordenado de las Asambleas de Dios Dean A. Johnson de Roseville, California, oró por él.
"Sentí que toda la suciedad, toda la mugre se lavaba," recuerda Torres. "Me temblaban las manos y me corrían muchas lágrimas por las mejillas."
Johnson comenzó entonces a profetizar sobre Torres.
"Comenzó a hablar de mi pasado, mis heridos, mi odio hacia mi padre y todo el dolor que había causado," explica Torres. "Dijo que soy un hombre de poder y usaría mi testimonio para compartir el evangelio. Que perdonaría a mi padre. Encontraría una buena esposa."
Después, Johnson le preguntó a Torres si quería empezar a entrenar juntos, lo que dio inicio a su relación.
Desde entonces, Torres ha sido parte de la Experiencia Extraordinaria de Johnson, un servicio nocturno de encuentro. Además, forma parte del programa de Johnson Victoria para Jóvenes, un programa de equipos de valor en asambleas escolares y prisiones.
Torres está obteniendo sus credenciales ministeriales a través del Distrito Norte de California/Nevada de las AD. El distrito, bajo el ministerio de Johnson, lanzó un grupo de estudio Berea en el que Torres está terminando su clase final.
"Es una alegría y un privilegio ver de dónde viene Javier, por lo que ha pasado y cómo lo está usando Dios," dice Johnson, de 45 años. "Está impactando no sólo a los jóvenes, sino también a los reclusos e incluso a su propia familia. Javier es uno de los evangelistas más resueltos y comprometidos que he visto jamás."
Torres demostró ser instrumental en liderar a uno de sus hermanos a Cristo.
"Por dos años, Javier siempre vino alrededor del vecindario predicando acerca de Jesús, y un día me irrité tanto que le dije que cerrara," recuerda Sergio Torres, 30. "Puse una pistola de .9 milímetros sobre su cabeza y dije: 'Dices una cosa más sobre Dios y vas a averiguar si Él es real.'
Javier respondió que tanto él como Dios querían a Sergio.
"Cuando ocurrió eso, sentí mi vida entera en mi corazón y me alejé," dice Sergio.
En el 2018, Sergio se convirtió cuando fue con su hermano a la Iglesia Comunitaria Nueva Vida durante un servicio de Experiencia Extraordinaria. Después de que 30 hombres oraran por él en el altar, Sergio milagrosamente comenzó a escuchar en su oído izquierdo por primera vez en su vida.
Javier también se reconcilió con su padre. Él y su esposa, Jorlinis Centeno, tienen una hija de 2 años, Selah Torres.