En los lugares solitarios
El misionero estadounidense Ken Pryor y su esposa, Tammy, viajan por las zonas rurales de Estados Unidos, donde apoyan a los ministros y ayudan a construir iglesias saludables.
«Nuestro corazón pertenece a cualquier lugar donde haya más ganado y tractores en las carreteras que automóviles o camionetas»”, dicen los misioneros estadounidenses Ken y Tammy Pryor. «Eso es lo que somos: amantes del campo desde nuestras raíces. Nos encanta ayudar en la construcción de iglesias saludables en lugares rurales a través del amor, el aliento y el apoyo a los pastores rurales y sus familias a través de proyectos de construcción y restauración de iglesias y evangelizaciones comunitarias».Los Pryor, que están designados para servir en Church Mobilization, comparten que los habitantes de las zonas rurales son muy trabajadores, gran número de ellos han sido agricultores y ganaderos durante generaciones.
«Es su estilo de vida, no su trabajo», dice Ken. «Estas son comunidades muy unidas a las que te mudas y no te conviertes en parte de la noche a la mañana. Hay diferencias culturales en cada pueblo pequeño, sin embargo, la familia y la comunidad están constantemente en los primeros puntos de la lista. Todos se unen para ayudar a sus vecinos. Los lugares rurales son la columna vertebral de los Estados Unidos y uno de los campos misioneros más grandes que tenemos».
FIDELIDAD EN LA SOLEDAD
Ken y Tammy comparten que a menudo a los pastores o misioneros que llegan a estos lugares que tienen lazos tan cerrados se les recuerda que no pertenecen a la comunidad de su llamado. Sin embargo, a medida que amen fielmente a las personas, se adapten a la cultura local y demuestren ser dignos de confianza, serán aceptados como familia y podrán compartir con libertad el amor de Dios, dicen los Pryor. Cuando la presencia y el poder de Dios obran en estas comunidades aumenta drásticamente la calidad de vida.
Ken piensa en Sid y Sarah White, quienes fielmente ayudan a liderar una iglesia de las Asambleas de Dios en Glen Ullin, Dakota del Norte, mientras que Sid además trabaja para el condado y Sarah dirige una cafetería.
Aaron y Cheryn Archer también vienen a su mente. Sirven a la comunidad de Bogata, Texas, de diferentes maneras y a la vez llevaron a su iglesia en solo seis meses de casi un inminente cierre a ser una parte vital y saludable de la comunidad.
Ken también nombra a Brent y Cassandra Schmidt, quienes han sido pastores en Hungry Horse, Montana, durante 18 años. Este pueblo cuenta con menos de 700 personas y está ubicado en la entrada del Parque Nacional Los glaciares.
Cuando los Schmidt llegaron allí, la iglesia tenía una puerta de acceso al sótano que era inaccesible y estaba bloqueada con tierra. Hasta había comenzado a crecer un árbol fuera de su escalera derrumbada. Este agujero se convirtió en un símbolo para Brent de la necesidad en las zonas rurales de los Estados Unidos y cuán aislados se sentían a veces él y su esposa.
Hasta que Ken y Tammy escucharon que Brent y la iglesia podrían necesitar a alguien que los ayudase. Después de una visita exploratoria, descubrieron que el edificio en realidad necesitaba mucha atención, particularmente la entrada del antiguo sótano. Un año más tarde, los Pryor reclutaron un equipo y lo llevaron a Hungry Horse, rehabilitaron las instalaciones de la iglesia y construyeron una hermosa escalera de bloques para el sótano.
Al finalizar el proyecto, Brent se paró junto a las escaleras, profundamente conmovido al darse cuenta de que no estaba solo: había personas a su lado para ayudarlo en su ministerio.
Ken dice: «Mis victorias favoritas se ganan junto a estos pastores y familias rurales que hemos amado y ayudado a darse cuenta de que no están solos y que están exactamente donde Dios los quiere».
Además del campo misionero rural, Ken y Tammy sirven a otro sector muy especial que necesita desesperadamente que se les hable del amor y la ayuda de Jesús.
LONESOME DOVE
En las afueras de Royse City, Texas, se encuentra el rancho Lonesome Dove que tiene 120 acres, un lugar para sanidad de niños en situación de acogida temporal, abusados y traumatizados. Los niños que visitan Lonesome Dove pueden experimentar tres campamentos destinados a construir relaciones positivas, ayudar a reparar los corazones rotos y presentarles a Cristo a los niños .
Ken comparte que los niños que vienen son elegidos de manera particular debido al trauma que han atravesado y necesitan atención especial hasta el punto de que otros campamentos no los aceptan. Los consejeros del campamento de Lonesome Dove trabajan uno a uno con cada niño, y pasan 23 de las 24 horas con su niño asignado.
Ken y Tammy tienen su sede en el rancho. Supervisan las operaciones y dirigen una operación con vacas y terneros. Ken también entrena a todos los caballos del rancho, quienes desempeñan un papel primordial en la ayuda a los que luchan contra el trauma.
«Es asombroso ver lo que pueden hacer en el semblante de estos niños pasar unos minutos con un caballo», dice. «Los niños que no han hablado en días comienzan a hablarnos mientras los paseamos por la arena a caballo. Pero lo mejor sucede en el último día del campamento».
Los consejeros de los niños los llevan a un paseo en carruaje con cuatro puntos de parada relevantes, incluida una parada para encontrarse con un caballo llamado Hope. Antes de ser adoptada por Lonesome Dove Ranch, Hope tuvo que ser rescatada de una situación de abuso. Muchos niños se conectan con la historia de vida de Hope de una manera especial.
La última parada del viaje es una gran cruz de cedro ubicada cerca del lago del rancho. Allí, el pastor del campamento les explica a los niños que Jesús puede su corazón y dolores está dispuesto a hacerlo. Cada niño recibe una piedra blanca y un bolígrafo. Se sientan con su consejero y conversan y oran sobre lo que quieren escribir en la roca y la dejan al pie de la cruz.
Ken concluye: «Desde que estamos en el rancho Lonesome Dove y hacemos campamentos, hemos visto cómo la vida de cientos de niños en situación de acogida se ve afectada dramáticamente. Hay una gran pila de esas rocas al pie de la cruz con peticiones por las que se ora a diario. Dios conoce sus nombres y continúa restaurando a cada niño».
A QUIEN DIOS LLAMA, ÉL LO CALIFICA
Durante un lapso de aproximadamente 20 años, antes de servir en Lonesome Dove y en las comunidades rurales, el Señor movió hábilmente a Ken y Tammy a través de un recorrido que comenzó con un leve sentido de llamado a predicar; a sentir gran emoción al escuchar hablar a los misioneros; a la albañilería; la carpintería y la albañilería; a viajes misioneros de corta duración; a la ganadería y entrenamiento de caballos en Wyoming.
En Wyoming, Ken disfrutó de realizar su sueño de la infancia de ser un vaquero. «La gente debe entender que Dios cumple los deseos de nuestro corazón en el recorrido», dice. Durante ocho años, Ken y Tammy vivieron en Wyoming, aprendieron cómo convertirse en parte de la vida de las personas en un nuevo lugar y cultura.
Luego regresaron a Texas y a la albañilería, con interrupciones debido a viajes misioneros a corto plazo. Sin embargo, esta vida cómoda se vio truncada cuando, extrañamente, el trabajo de Ken se acabó.
Él recuerda: «Dije, 'Dios, está bien. Tú tienes mi atención. ¿Qué quieres?' Sentí que dijo: 'Nunca dije que te quería a tiempo parcial en las misiones'’».
Ken y Tammy respondieron de inmediato al llamado de Dios a servir como misioneros a tiempo completo, han servido durante siete años con Misiones Mundiales de las AD, mayoritariamente en el ministerio de la construcción en África. Los Pryor luego regresaron a los Estados Unidos para levantar fondos, momento en el cual el Señor los redirigió para que se convirtieran en misioneros en los Estados Unidos.
«Cuando abres el manual de requisitos para misioneros de las AD, la primera página dice: 'Ken Pryor no califica'», bromea.
Ken no tenía credenciales ministeriales y hasta la actualidad nunca ha servido como pastor. Sin embargo, él da testimonio del hecho de que a quien Dios llama, Él también lo califica. Y su diversa experiencia de vida y ministerio hace que Ken y Tammy sean especialmente capaces de andar de manera compasiva con personas de entornos variados y complejos, desde los niños que sufren hasta los pastores rurales.
«Muchos de los que viven en Estados Unidos no entienden cuántos niños hay realmente en el sistema de cuidado de acogida o las cosas horribles por las que muchos de ellos han atravesado o atraviesan», dice Ken. «Del mismo modo, es posible que muchos no se den cuenta de que más personas viven en las zonas rurales de Estados Unidos que en cualquier otro lugar y que ellos son uno de nuestros propios grupos no alcanzados».
Ken y Tammy se regocijan al ver que el Espíritu Santo obra en el corazón de las personas con las que comparten y con las que trabajan, ayudándolos a ver estos enormes y muy importantes campos misioneros que «en muchos sentidos han quedado atrás». Están agradecidos por las iglesias y las personas que trabajan junto ellos mientras trabajan juntos a los que están solos, heridos y olvidados en lugares aislados.
«Soñamos y oramos por la expansión del rancho Lonesome Dove, incluida una propiedad en la montaña», concluyen los Pryor. «Oramos para que sean llamados y capacitados pastores jóvenes para que adopten el estilo de vida rural durante toda su vida y se conviertan en personas que impacten estos lugares. Y oramos por la construcción de un equipo que nos ayude a alcanzar, ayudar y amar a tantas de estas personas y comunidades como sea posible, incluso cuando nosotros mismos no podamos ir».