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Belleza en vez de cenizas en Lahaina

Pastores traen esperanza, sanidad y el amor de Jesús a Maui a pesar de la terrible pérdida personal.
El pastor Kawi, de 49 años, y Shalia Keahi, de 48, cuyo apellido significa «el fuego», acababan de celebrar tres años como pastores en el campus de King’s Cathedral Assembly of God en Lahaina, Maui, cuando los incendios arrasaron la isla y destruyeron su hogar y el edificio de la iglesia, pero no su esperanza.

«No queda nada de nuestra casa», dijo Shalia a AG News. «Quedó solo ceniza. No se podía identificar nada, excepto tal vez nuestro vehículo todo terreno y nuestra camioneta».

Pero la pareja ya ve como Dios usa las dificultades para bien.

«Veo avivamiento», dice Shalia. Dios nos va a dar belleza en vez de cenizas. Esa fue la primera palabra que escuchó Kawi. Se logrará con mucho amor, paciencia y preocupación por las personas, ayudándolas a sanar. A medida que sanen, Dios traerá avivamiento».

Kawi nació y se crio en Wailuku, conoció al Señor mientras se recuperaba de la adicción a las metanfetaminas, que le había robado la salud, el hogar, el trabajo y la familia.

«Vivía en las calles, en la playa y en casas abandonadas», dice.

Conoció a Shalia cuando ella servía en el ministerio de adoración en King's Cathedral. Su primera cita fue en el servicio del Viernes Santo de la iglesia. Se casaron y ambos participaron activamente en el ministerio en la iglesia. Un día, James Marocco, el fundador de la red de iglesias que se extiende por las islas hawaianas, Alaska, el continente y más allá, le preguntó a Kawi qué pensaba acerca de ser ministro.

«Nunca quise ser ministro o pastor. Sólo quería liberar a la gente de la misma manera que yo había sido liberado», dice Kawi.

Pero sintió el llamado y renunció a un trabajo bien remunerado en la construcción para servir en el ministerio a tiempo completo, hasta que se convirtió en el pastor del campus de Lahaina. La floreciente congregación se reunía en un edificio histórico cerca del antiguo ingenio de caña de azúcar. En los últimos años, la congregación no cabía en el edificio.

«La gente era salva, liberada, los matrimonios eran restaurados, y los adictos eran liberados de la adicción», dice Kawi. «En esos tres años sucedieron cosas hermosas».

Pero el 7 de agosto de 2023 se intensificaron los fuertes vientos, lo cual no es inusual en Lahaina, «pero los vientos del 8 de agosto fueron muy intensos», dice Kawi. «Pensamos que la casa se derrumbaría».

Se cortó la electricidad esa noche y la siguiente tarde nos estábamos refugiando como familia en el lugar cuando un vecino llamó a la puerta principal para advertirnos que el incendio se acercaba con rapidez.

«Miré la montaña y era como un tornado que descendía hacia nosotros, que levantaba ramas y hojas, a medida que el fuego se expandía», recuerda Kawi. «Entré corriendo a la casa y dije: 'Tenemos que irnos'. Tomamos a los niños y al perro y los metimos en el coche».

Cientos de automóviles se arrastraron hacia un lugar seguro, y cuando los Keahis llegaron a Front Street, Kawi quiso girar a la derecha, pero Shalia objetó: «¡No, gira a la izquierda!»

«No, tenemos que ir a la derecha», respondió.

«¡Dios, por favor habla a mi esposo!» Ella oró.

Kawi giró a la izquierda, luego miró hacia atrás y vio que una camioneta que había girado a la derecha ya estaba envuelta en humo negro y los edificios se incendiaban y caían. Los niños, Shalom, de 9 años, y Shem, de 7, oraban fervientemente en la parte trasera del auto.

«Cariño, creo que perdimos nuestra casa», dijo Shalia.

«Pero gracias a Dios todavía nos tenemos el uno al otro», respondió Kawi.

Pronto se enteraron de que habían perdido la casa y todo lo que contenía, así como el edificio de la iglesia. Peor aún, tres personas que asistían a la iglesia perdieron la vida y al menos dos permanecían desaparecidas.

King’s Cathedral, con un campus central en Kahului, se convirtió inmediatamente en un centro de ayuda, donde se ofreció refugio y se cocinó una gran cantidad de comidas para los lugareños.

«Continuamos recibiendo un montón de donaciones, y todavía las recibimos», dice Shalia. «Ayer llegaron cuatro contenedores. Todavía estamos hacemos la clasificación y distribución. Ha sido sorprendente cómo Dios está proveyendo para su pueblo. Pienso en algo que podríamos usar y eso aparece en la iglesia».

Las donaciones incluyen artículos para bebés, juguetes, ropa, alimentos, agua, artículos de aseo personal, colchones, generadores, filtros de agua y más.

«Ha abierto la puerta al evangelio, ya que podemos llegar a las personas de maneras como nunca las habíamos alcanzado», dice Shalia. «Son muy abiertos y receptivos a escuchar acerca de Cristo y recibir oración».

Los principales medios de comunicación también llamaron a su puerta y Kawi concedió una entrevista a una filial de ABC.

«No quería hacerlo porque todavía estaba procesando lo sucedido, pero el pastor Josh [Marocco] me aconsejó que podía correr la voz y pude decir que Jesús es la esperanza para Lahaina», dice Kawi.

La familia se aloja en un condominio en Kihei. Su congregación de Lahaina se perdió solo un servicio y se ha reunido en un hermoso recinto para celebrar bodas cerca de la playa.

«No queríamos que la gente empezara a aislarse, a sentirse desesperanzada y a darse por vencida», dice Shalia. «Nos estamos conectando bastante, haciendo llamadas telefónicas. Tenemos una gran base de datos para nuestra iglesia. Imprimimos hojas con nombres, números y direcciones, y nos comunicamos con ellos. Los ayuda a vernos todavía declarando la Palabra, firmes y creyendo. Dios viene con poder y nos levanta».

«Nos despertamos con alegría y paz en medio de todo esto», testifica Kawi.

Joel Kilpatrick

Joel Kilpatrick es un escritor que vive en el sur de California y es autor y escritor fantasma de docenas de libros. Kilpatrick, quien se desempeñó como editor asociado de Pentecostal Evangel en la década de 1990, es un ministro con credenciales de las Asambleas de Dios.