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Dan J. Gibson, un misionero y director de Chi Alpha de la Universidad de Denver, dice que el ministerio estudiantil internacional es vital en las escuelas estadounidenses porque los estudiantes que viajan para estudiar en los Estados Unidos son algunos de los mejores y más brillantes en sus respectivos países.

"Son líderes futuros, ya sea que estudien negocios, educación, política u otro ámbito," dice Gibson, de 36 años. "Estas son personas que van a estar en áreas de influencia, ya sea aquí en los Estados Unidos o cuando regresen a su país de origen."

Uno de las personas con la que Gibson tuvo el privilegio de compartir el evangelio fue Guosong "Frank" Hong.

Hong, de 36 años, llegó a los Estados Unidos desde Pekín en el 2009 para completar su doctorado en Química en la Universidad Stanford. Allí se conectó con Gibson, entonces un becario del ministerio del campus en la institución de California.

Gibson conoció a Hong mientras almorzaba con otro becario en el centro de estudiantes. Hong pidió unirse a ellos, y después Gibson y Hong empezaron a reunirse para tomar té o café cada semana. Gibson se enteró de que Hong, la noche antes de conocerlo, tuvo un sueño en el que un hombre animaba a Hong a conocer gente en el campus. Hong más tarde vino a reconocer al hombre en el sueño como Jesús. Una amistad se desarrolló entre Hong y Gibson.

"Frank sentía mucha curiosidad por Dios y tenía muchas preguntas sobre la Biblia," recuerda Gibson. "Tuvimos muy buenas conversaciones." Finalmente, Gibson le preguntó a Hong si quería formar parte de la familia de Dios, y Hong aceptó a Cristo como su Salvador. Gibson lo bautizó.

Hong cuenta que, antes de salir de China, tuvo un profesor que ayudaba a los alumnos a leer la Biblia, lo que le permitió conocer las Escrituras.

Después de terminar su doctorado en Stanford y posdoctorado en la Universidad de Harvard, Hong regresó hace tres años a Stanford como profesor asistente. Hoy en día, Hong trabaja en el Departamento de Ciencias e Ingeniería de Materiales de la Universidad de Stanford y en el Instituto de Neurociencia Wu Tsai. Está buscando desarrollar nuevas herramientas para comprender mejor el cerebro y está realizando investigaciones para encontrar una cura para la enfermedad de Alzheimer mediante el uso de tecnologías ligeras y ecográficas.

Al insertar un microchip flexible en el cerebro de los ratones, Hong supervisa la actividad de las neuronas y registra cuáles se ven más afectadas por la enfermedad. Al manipular estas neuronas con luz y ultrasonido, los efectos debilitantes de la enfermedad pueden reducirse.

Hong también investiga para revertir los efectos de la atrofia muscular espinal, una enfermedad que afecta al sistema nervioso central y periférico. El investigador edita los genes defectuosos con ultrasonidos y luz que pueden penetrar en el cuerpo con una invasión mínima.

Debido al impacto de la neurotecnología emergente, Hong también enseña las implicaciones éticas de estas tecnologías en un curso financiado por el Centro de Tecnología, Sociedad y Ética de Stanford.

Al interrogar la actividad de las neuronas, es posible leer la mente o modular la actividad. Hong, que se anima a ver una creciente comunidad de profesores cristianos en Stanford, dice que esto lleva consigo el peligro de que los científicos se crean Dios.

"El objetivo es curar la enfermedad, pero debemos estar muy preocupados por superar los límites seguros," dice Hong Kong. "Nuestra habilidad dada por Dios para ser nosotros mismos podría ser abordada."

Chi Alpha, tanto a nivel nacional como en los campus locales ven cada vez más la importancia de llegar a los estudiantes internacionales.

Amy Lynn Smith

Amy Lynn Smith vive en Elizabethtown, Kentucky, con su esposo, el pastor W. Kevin Smith y los dos hijos menores de los seis que tienen. Ha servido en varias facetas del ministerio con las Asambleas de Dios durante 27 años, incluyendo líder de adoración, diácono y pastora de jóvenes. En la actualidad la encargada de la oficina de Radcliff First Assembly.